ESCRITOS


19/8/15

El infinito lo marcan nuestros huesos, y, más allá, suena la gramola. No nos conformamos con la tierra, pero si nuestra conformidad no está en nosotros tampoco en un universo que destila resignación.

No hace falta asaltar viandantes o inmolarse como la vida que desprecia sus dones.

Compartir el fracaso, la perfecta armonía de los dedos entrelazados: el camino no se hizo para los perdedores sino para los perdidos y la confraternidad que paga todas las rondas.

Siempre habrá unas manos ingenuas perpetuando la ética de los laxantes, cordura de menesterosos que regresan al merecimiento. Amo esa locura que se expresa con templanza y tiene una voz tan maternal que es fácil considerar sus coces y descansar sobre sus lomos.

Sé qué hacer con tus crines: ámame, avasállame con tu afecto, con ese tormento de feminidad, no es un crimen desear una vida, escalar una montaña, corresponder a un hombre...

Tú eres el lugar de mi encomio, desconozco si el hogar desea a su huésped o quiere, más bien, su vacía presunción, su vagancia de nubes.



O infinito marcan-no os nosos ósos, e, alén, soa o gramófono. Non nos conformamos coa terra, pero se a nosa conformidade non está en nós tampouco nun universo que destila resignación.

Non é necesario asaltar viandantes ou inmolar-se como a vida que despreza os seus dons.

Compartir o fracaso, a perfecta harmonía dos dedos entrelazados: o amor non se fixo para os perdedores senón para os perdidos e a confraternidade que paga todas as roldas.

Sempre haberá unhas mans inxenuas perpetuando a ética dos laxantes, cordura dos facareños que regresan ao merecemento. Amo esoutra tolemia que se expresa con temperanza e ten unha voz tan maternal que é fácil considerar as súas coces e descansar sobre os seus lombos.

Sei que facer coas túas crinas: ama-me, asoballa-me co teu afecto, con ese tormento de feminidade, non é un crime desexar unha vida, escalar unha montaña, corresponder a un home...

Ti es o lugar do meu encomio, descoñezo se o fogar desexa ao seu hóspede ou quere, máis ben, a súa baleira presunción, a súa vagancia de nubes.

6 comentarios:

  1. no albergar nunca a la conformidad sino coñac y una sombra de la nube, amarrada a un vals de descordados... a veces al leerte, veo esa música, entrelazar un tacto que también llegó ahí y retornó a la etereidad de la armonía de un éxtasis.... no entiendo nada del hogar, ni para qué han servido las puertas, pero me es vehemencia la música que escribimos, ahí, donde las palabras sucumben y se humillan, ante el gozo y ese licor nocturno de los perdidos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El coñac lo has puesto tú, yo sólo he escanciado sus sombras. Como un contrario a la sustancia de tus letras, al final recobra su sustancia y se explaya con la misma música.

      Eliminar
  2. El destino de mis musas siempre ha sido más bien oscuro: según aparecen las devoro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tal vez las musas amen ser devoradas por la oscuridad y no aprecien otro destino que esa noche.

      Eliminar
  3. Hay quienes creen que hay más de lo que hay, pero lo que hay es más que lo que creen.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mientras nosotros ponemos el ansia en absurdos interrogantes, lo que actúa en nosotros es lo desconocido.

      Eliminar