ESCRITOS


14/8/19

Cuando nos lo relató no insinuamos nada, la perplejidad no estaba conferida al acto en si sino también a la forma de sincerarse sobre la cuestión, además enfatizó que tenía una vagina grande y hermosa. Está claro que cada cual elije a sus amores entre la piara y no somos nadie para juzgar gustos tan dispares ni inclinaciones tan profanas. Nunca me dejará de sorprender el alma de las violaciones, y que aquel ser con el que se yació acabe en una chacinería; puede que en tal caso, el matarife, el comensal y el amante comparezcan en la misma persona.

2 comentarios:

  1. Una vez llevamos a una cerda que teníamos a follar a una masía cercana. Teníamos que mirarle la vulva para ver si estaba en celo lo que, para nosotros, profanos, no estaba nada claro. El transporte de Rosita fue muy accidentado, casi se muere de sobrerrespiración -los cerdos no pueden excitarse porque se ahogan-. La conseguimos llevar con el cerdo pero no hubo ninguna atracción mutua. Fue una noche aciaga porque cuando devolvimos a Rosita a la pocilga, esta al poco rato murió probablemente de un infarto. El Barça jugaba esa noche un partido trascendental y no nos apercibimos de su muerte hasta acabado el encuentro. No es fácil para aprendices eso de hacer follar a una cerda... Y sus jamones fueron pasto de las moscas y los gusanos. Así que de vaginas y amoríos de las cerdas, no puedo decir que sepa mucho.

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    1. Estaba predestinada a morir virgen, que tal vez sea la peor de las muertes. Llevar de citas a una señorita en la era industrial, pasearla por el antropoceno tiene sus consecuencias. No olvidemos tampoco que el Barça, de alguna manera, está ligado con las porquerizas desde aquel momento que lanzaron una jeta porcina a los pies de Figo. No lo entiendas para nada despreciativo, no me van las hinchadas ni los clubes, ni siquiera los de alterne. De vaginas y amoríos humanos tampoco puedo decir que sepa demasiado. Parece que la sabiduría está reñida con lo visceral, visto que no sirven siquiera las mosquiteras para los restos de opulencia y putrefacción.
      La Sonrisa Etrusca de Sampedro nos detalla antiguas reminiscencias de ese mundo zoofílico.
      Los científicos ya empiezan a manipular el genoma para hibridar las especies y crear quimeras. Con el tiempo los amados centauros por fin volverán a trotar por el Peloponeso, o los transportaremos en celo para que puedan copular en una masía.

      https://www.youtube.com/watch?v=sIELLOrENSI

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