A fuerza de pretender lo legítimo y rechazar lo impropio, tendemos a oponernos y rebatir para intentar salvaguardar lo insoslayable.
Desprotegidos de la celada y sus razones nos reconforta la degradada voluntad, a sabiendas que ésta es más complaciente con las vulneraciones que con la compostura.
Con una proposición asi de aburrida sólo cabía decir NO
ResponderEliminarSí, no entiendo como hay personas que evitan las propuestas divertidas y las proposiciones indecentes...
Eliminar«Respetemos eternamente el vicio y no combatamos sino la virtud» Marques de Sade.
ResponderEliminarA no ser que la virtud sea el más perpetuo de los vicios, entonces el combate no tendría sentido, pues apropiarse de la inocencia sería lo mismo que pecar de honradez.
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