Creía que la ventura estaba escrita en las lineas de la mano, en el vuelo de los pájaros, y se puso a escudriñar con detenimiento los supuestos del hado.
Pasando por la sección capilar de un supermercado intuyó su suerte: cabello normal o dañado, cabello rebelde y sin brillo, cabello estropeado y sin vitalidad; cabello graso y fino en las puntas, cabello seco y quebradizo...
El destino no se había conjurado en su contra, ya que era generosamente alopécico.
las cagadas de los gorriones a veces son ilegibles
ResponderEliminar¡La incomprensible literatura nunca es banal!
EliminarPara el que no la entiende, no creo que le sirva de nada, ni le parezca interesante.
Eliminar¡Sirve para el aburrimiento y la somnolencia!
EliminarVisto asi...no es banal
Eliminar:)
EliminarJoder!
ResponderEliminarY yo en mi prepotencia me creo buena...
Eres... Mejor que yo.
Es la primera vez que leo algo tuyo y me quedo con la boca abierta(jejj, no se si dejar esta última frase en el comentario, yo respondería algo muy ácido, en fin... Me arriesgaré).
Un saludo.
Todos, en nuestra prepotencia, nos creemos buenos. Sin duda somos diferentes y aportamos distintos matices. Puedes arriesgarte lo que quieras...
EliminarYo, después de dos o tres lecturas, pierdo la fe en lo que escribo y lo observo con bastante indiferencia.
Jeje, eso también es importante.
EliminarMe gusta tu óptica.
En todo caso: tus dioptrías y esa forma de confundir los asuntos.
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