ESCRITOS


25/9/19

Brillar no simboliza convertirse en un faro o una estrella. Brillar, oh cielo recóndito e inalcanzable, significa alumbrar. El alumbramiento siempre ha sido un acto íntimo y supremo, hoy manchado, mediatizado por las falsas expectativas y las especulaciones entre las sucias manos de las parteras. Amanecer y engendrar son los grandes hitos, unidos en el mismo plano al ocaso y la muerte. Poeta, tú que tienes ansias de soles y aureolas imposibles,  intenta  parir abominaciones.

5 comentarios:

  1. En el hecho de brillar me parece que está más presente el convertirse en centro para ser adorado y admirado que el hecho de alumbrar. Hay pensadores que alumbran sin buscar ser admirados. Pienso en Krishnamurti. Otro, en cambio, Osho, parece un producto de mercadotecnia para la época del game, para así recibir un culto y adoración colectiva. Cada vez me atraen más los escritores oscuros, casi escondidos, anómalos, que no buscan mercado. Pero es difícil ser así en una época esencialmente mediática. El riesgo es que nadie te conozca. Es como si hubiera de venderse uno para sobrevivir. Los resplandores que nadie conoce ¿son útiles?

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    1. Además de la clara luminiscencia de tu comentario, tu último cuestionamiento tiene mucha miga. Tal vez no se pueda hablar en términos de utilidad, ganancia, beneficio o provecho. Lo verdaderamente poético, aunque lo tildemos de inconsecuente, es comprender que el roce contra el pedernal provoca chispas, centellas que retornan una y otra vez como poesía inacabada, que alguna llegue a arder no le resta valor a las otras, que el fuego sea fatuo no es óbice para el origen.
      En definitiva, hay muchos resplandores inútiles y una ingente inutilidad hermosa y subjetiva. Lo oculto también provoca consecuencias, quizás no en el grado de la inmediatez o la visibilidad.

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  2. Con respecto a los creadores, también tienes razón, y es una idea muy sugerente, la de ir buscando entre piélagos esos destellos, entre las piedras esos insectos, que no quieren destacar y que son destacables. Necesitamos de alguna forma esa minería arcaica que nos acerque a un sinnúmero de escritores topo y arte cavernario, lejos de otras refulgencias.

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    1. Llevo toda mi vida leyendo incesantemente pero no doy más de sí. He abordado mucho temas y géneros, literaturas nacionales..., pero me da mucha pereza invencible eso que sugieres. La vida no da para más. Los blogs de internet son un mundo en que hay cosas valiosas y mucha mediocridad -aunque escritores penosos tienen muchas visitas y comentarios porque esto es, no nos engañemos un mercadeo de visitas y relaciones públicas. Hay buenos escritores totalmente solos, jamás un comentario. No se prima la calidad sino las relaciones, el lenguaje afectivo, hay muchas mujeres necesitadas de afecto que dan muchos besos y reciben multitud de visitas. He vivido el mundo de los blogs desde 2005 y he visto su evolución. Los mejores se han ido, ahora queda una frágil franja de supervivencia de hombres y mujeres maduros, muchos jubilados que escriben sus indagaciones mentales. Es así. No es un mundo potente en estos momentos, lo fue, hace una década en su clímax. No creo que la creación ahora brille o dé resplandor especialmente. No está aquí. Es un medio anticuado. Neorrabioso a sus 45 años es una excepción, es de los jóvenes, tiene fans y seguidores entusiastas. Tu blog es por lo menos honesto, pero no tiene formato para llegar a la gente por lo minoritario que es y porque no has creado una marca exportable y vendible. Quieras o no hay que vender el producto, y se vende una forma de estar en el mundo que alguien tiene que comprar. Mi blog sestea pero no tiene punto de comparación con lo que fue hace diez años en que era esencialmente un blog pedagógico. Ahora tiene lectores muy dispersos y difíciles de identificar. Uno de los más apreciados eres tú. Muchas gracias por tu presencia.

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    2. No dar de sí está a la altura de cualquier talento. Cierto, la idea que sugerí hace tan solo unos momentos ya me parece desfasada, estrangulada por tu hermosa rotundidad de constrictor.
      Si vamos perdiendo paulatinamente el gusto por lo propio cómo considerar la amalgama de lo ajeno. Creo que la apatía es sabia en sus bostezos.
      Nunca me ha agradado la usura de las visitas que dejan ósculos de tornillería y palmaditas en el escroto. Es preferible la nada a la pléyade del adocenamiento.
      Este blog no necesita más apelativos que esa honestidad que mencionas, pero incluso ponerse tal medalla me parece deshonesto. En verdad, no me interesa otro formato y estoy a gusto con los enormemente valiosos comentarios con los que soy agasajado.
      A estas alturas no me veo vendiendo grajeas de entusiasmo poético, me parecería extremadamente pueril y absurdo.
      Te doy las gracias por aguantar lo injustificable de mi estampa en tu blog poliédrico (a propósito de presencias y fantasmagorías).
      Otra vez..., agradecer la ingente claridad meridiana de tus letras.

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