Un simple saludo hizo que su trasero se contorneara 30 grados a babor de mis pensamientos. Un "te quiero" no sé qué habría hecho con la rosa de los vientos.
En ese caso puede ser que la popa me haya dado una respuesta imprecisa y el capitán absurdo no entienda a la tripulación ni a las ratas... ¡Qué bien sienta que un trasero nos hable de belleza cuando el rostro oculto desmiente el corazón! Simplemente es cierto lo que insinúas y tal vez la tropelía sea la clarividencia, pero todavía no me imagino preguntándole por las razones del amor a sus glúteos...
Absolutamente de acuerdo con Misthyka! no obstante lo peor de todo es decirlo sin sentirlo o no ser capaz de decirlo, sintiéndolo.. cuando lo dices sintiéndolo y lo reciben del mismo modo la rosa de los vientos se vuelve loca perdida... marca sur al norte y norte al sur ; )
Si encuentras la ruta aun sin dirección llegas seguro aunque des muchas vueltas a donde debas llegar. Un marinero puede que no tenga barco, pero siempre tiene mar ; )
Y yo estoy absolutamente de acuerdo contigo María. Hay muchos -demasiados- que lo dicen sin sentirlo, porque simplemente no es un sentir sino un deseo momentáneo (te quiero = te tengo ganas) y apenas se dan vuelta, éste cambia... E igual, lo mejor en estos casos, es ir sin ruta... y llegar donde te lleve la marea... un marinero debería saberlo.
Lo importante es no darse la vuelta y mirar a los ojos al deseo hasta la inconveniencia de los términos. Coincido contigo, hay palabras que se sueltan sin pensar. ¿Te quiero por delante y así me des la espalda te querré de otra forma por detrás? En el fondo me gustan tus matices: no hay que llegar a buen puerto, sino sucumbir en altamar.
Bueno..., un saludo no da para emparentar con un caniche y tampoco es el principio de ningún refinado atrevimiento. Detrás de una salutación tiene que llegar la esquiva insinuación y el oportuno equívoco. ¡Vale..., no hay nada y tampoco sé como bailar esa ola!
Te quiero... no es algo que se dice así, al pasar... y cuando lo dices, hay -lamentablemente- quien lo escucha como se le hubieses dicho "Hola..."
ResponderEliminarEn ese caso puede ser que la popa me haya dado una respuesta imprecisa y el capitán absurdo no entienda a la tripulación ni a las ratas... ¡Qué bien sienta que un trasero nos hable de belleza cuando el rostro oculto desmiente el corazón! Simplemente es cierto lo que insinúas y tal vez la tropelía sea la clarividencia, pero todavía no me imagino preguntándole por las razones del amor a sus glúteos...
EliminarAbsolutamente de acuerdo con Misthyka! no obstante lo peor de todo es decirlo sin sentirlo o no ser capaz de decirlo, sintiéndolo.. cuando lo dices sintiéndolo y lo reciben del mismo modo la rosa de los vientos se vuelve loca perdida... marca sur al norte y norte al sur ; )
ResponderEliminarAllí perdemos las direcciones o encontramos la ruta (sólo son divagaciones de un marinero sin mar).
EliminarSi encuentras la ruta aun sin dirección llegas seguro aunque des muchas vueltas a donde debas llegar. Un marinero puede que no tenga barco, pero siempre tiene mar ; )
EliminarPreguntemos al mar dónde debe un marinero embarcar... (algo tendrá que decir).
EliminarY yo estoy absolutamente de acuerdo contigo María.
EliminarHay muchos -demasiados- que lo dicen sin sentirlo, porque simplemente no es un sentir sino un deseo momentáneo (te quiero = te tengo ganas) y apenas se dan vuelta, éste cambia...
E igual, lo mejor en estos casos, es ir sin ruta... y llegar donde te lleve la marea... un marinero debería saberlo.
Lo importante es no darse la vuelta y mirar a los ojos al deseo hasta la inconveniencia de los términos. Coincido contigo, hay palabras que se sueltan sin pensar. ¿Te quiero por delante y así me des la espalda te querré de otra forma por detrás? En el fondo me gustan tus matices: no hay que llegar a buen puerto, sino sucumbir en altamar.
EliminarLo peor es decir adiós por ser tan cobarde de no atreverse a decir hola.
ResponderEliminarBueno..., un saludo no da para emparentar con un caniche y tampoco es el principio de ningún refinado atrevimiento. Detrás de una salutación tiene que llegar la esquiva insinuación y el oportuno equívoco. ¡Vale..., no hay nada y tampoco sé como bailar esa ola!
EliminarVale, creo que si sabes pero no te apetece surfear ;)
EliminarEs triste que el dedo gordo del pie derecho insista en el frío antes de sumergirse en el océano...
EliminarMenos mal que el izquierdo es menos friolero
Eliminar¡Mi pie izquierdo! ¡Tremenda película! Sí, tienes razón, puede que el izquierdo sea el contrapeso adecuado.
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