Recuerdo tu culo rosa, los olores a satisfacción. El mismo Narciso acercaba su napia a la timidez de tus cielos. ¡Qué alegorías hemos soñado cuando el estiércol se desposaba con la virtud!
Todo era perfume de barbarie y eufemismo de jactancia. Tus bardos podridos olían a muerte, pero no te cuidabas de lo impropio para nuestra dicha y perturbación.
Esa bondad perecedera se ha marchitado, se ha evacuado por el desagüe de los versos y el vertedero de los infundios. Es tu furcia alma la que ahora me alecciona con su refinamiento: "Ahórrate la tribulación de tu descomposición, la peste de los despojos, ya no me sirves ni para calderilla del bolso, guarda tu pene en un estuche de aseo y regálaselo a la decepción".
Un aroma a añoranza y a desprecio, a descaro y a infamia también. ¿Quién dejó el último resto sobre la mesa, que ahora me evoca ingratitud y desarraigo. El mundo compite por llevarse a la furcia más inmune a la cama, como si esa emoción fuera la única válida, el mundo le pone un paraaíso a sus pies para engalanarla, pero está devorando su indefensión
ResponderEliminarTendría que explicar que el escritor, el culo rosa y la furcia, pertenecen a la misma alma que envuelve su presente para obsequiar. El poeta lo soborna todo con su sustancia y es mejor mantenerse alejado con una pinza en las narices y unos guantes en las manos. Tu comentario es excelso pero tengo que apostillar que la inmunidad en la cama no existe y la indefensión no es simple literatura.
ResponderEliminarEn qué poquitas líneas se pasa del rosa a la descomposición. Me gustó el texto.S
ResponderEliminarSoy nueva por aquí, me pasaré a leerte a partir de ahora. (Por si acaso te apetece venir a leerme a mi azotea: alunaslejos.blogspot.com.es )
Un besote.
Besos en la rosa, en el rosal, en la azotea... Tienes razón en tu argumento, hay una delgada linea que separa el cielo del infierno y lo más oneroso es que sus olores se confunden.
Eliminar¡Nada es letal mientras se difunda lo ambiental!
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