ESCRITOS


7/7/17

Diálogos con Aitor

-Nadie verá la mañana del día siguiente al último.

-Confiemos en el amanecer espiritual del último día...

-Habrá un último día (¿caerá en jueves, tal vez en lunes...?, ¿de qué mes?, ¿de qué año?). Habrá un amanecer, una claridad, una mañana que nuestros ojos YA no verán. Habrá un no-despertar. Habrá un no-levantarte, un no-ducharte, un no-desayunar... Un no-vivir.

-Llegaremos tarde a alguna cita inexcusable y se llenarán los buzones de cartas vacías. El frío banquero no querrá pagarnos al portador. Alguna mujer agradecerá el cumplido de no soportar jamás nuestra presencia. Las jambas se arquearán por el peso de los dioses que aposentan el trasero en las boardillas. Se apagarán las frescas risas de los niños y ya no se carcajearán los vecinos de nuestro semblante. Los cogollos tiernos serán para aquellos que se atrevan a aderezar el alma con vinagres.
En mi media vida, bacín de mendicante debajo de la alcoba, no se escuchará de nuevo el canto de las ranas. Si estar muerto es no despertar, yo siempre he sufrido de narcolepsia. Si estar muerto es no levantarse, a mí siempre se me han pegado las sábanas. Si estar muerto es no ducharse, aquí tenéis la confirmación de la mugre. No desayunar, no follar, está al alcance de cualquier mediocre existencia... ¿Cómo será regresar en otros ojos al fuego estival de las auroras?

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