ESCRITOS


2/1/17

Las palabras pueden ser como niebla que lo opaca todo, sin posibilidad de avanzar hacia la verdadera condición. La verdad aflora cuando todos los velos quedan al descubierto, al raso de la memoria, no para mostrarnos un cuadro idílico del Edén, sino para que dejemos de cuestionarnos el paraíso.

4 comentarios:

  1. A veces las palabras en su sencillez muestran lo que hay, un cielo en el infierno o quizá el mayor de los infiernos en un Edén.

    No culpemos en ocasiones a las palabras de nuestra mirada borrosa, porque ésta nos muestra sólo lo que queremos entender.
    La verdad aflora cuando las palabras son dichas para descubrir y el que las lee está dispuesto a asumir.

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    1. Ni palabras ni miradas, estar ciegos y clamar sin apelación al tacto de las oscuridades.

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    2. Palpar siempre fue la mejor opción

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    3. Ahí siempre se agradece la falta de cortesía y la mala educación; aunque si queremos rectificar, podemos aludir a nuestro poco rigor anatómico y nuestra exagerada simpleza. Los amantes, por lo tanto, acordaran en el magnicidio de la piel, equivocarse cuando proceda y no dar ninguna suposición por hallada.

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