No sé cómo escapar de esta maldita tregua de caniches sin un poema de vodka y de ratas. Yo creía en el almidón de las estrellas antes de perder la fe en los hombres, mientras Dios retocaba su cofia de novia, blanca como la estela de un cometa.
Lo bueno es que cuando nosotros la perdemos. Siempre queda alguien que la conversa y de pronto nos la contagia. Por eso yo siempre espero encontrar la esperanza prendida de alguien que la posee autentica. Es jodido esperar algo bueno cuando las experiencias nos abofetean con verdades como puños. Pero el ser humano tiene la capacidad de amar si medida y entregarse del mismo modo... Cuenta la leyenda que a veces te encuentras con ese ser humano... Y yo por eso aún creo en los hombres. Ten buen día amigo;)
Lo triste no es desconfiar, lo triste es que los hechos te hayan llevado a tal desconfianza. A no ser que seas una tarada (como es mi caso) o tarado y a priori confies siempre hasta que llega la caida en picado. Por eso los que confiamos, creemos en el almidón de las estrellas.
Lo bueno es que cuando nosotros la perdemos. Siempre queda alguien que la conversa y de pronto nos la contagia. Por eso yo siempre espero encontrar la esperanza prendida de alguien que la posee autentica. Es jodido esperar algo bueno cuando las experiencias nos abofetean con verdades como puños. Pero el ser humano tiene la capacidad de amar si medida y entregarse del mismo modo... Cuenta la leyenda que a veces te encuentras con ese ser humano... Y yo por eso aún creo en los hombres.
ResponderEliminarTen buen día amigo;)
La fe que no espera nada, a veces alcanza sus logros.
EliminarLa fe que no espera nada, sencillamente no es fe. Puede ser otra cosa útil y hasta rentable, pero ya te digo yo que no es fe aunque se lo llame así.
EliminarAunque creo que puedo entender te. A veces cuando no se espera es cuando nos dan las mayores sorpresas.
Eso es lo que trataba de conjeturar: una fe que no necesita reciprocidades ni garantías...
EliminarEse es el tipo de fe que Dios tiene en los hombres... Y que por fortuna es contagiosa.
EliminarEse es el tipo de fe que Dios tiene en los hombres... Y que por fortuna es contagiosa.
EliminarSi creías en el almidón de las esttellas, es que nunca tuviste fe en el hombre.
ResponderEliminarDesconfiar de los semejantes es lo más triste que existe, pero nunca hemos perdido la fe en las estrellas y en los vestidos de novia.
EliminarLo triste no es desconfiar, lo triste es que los hechos te hayan llevado a tal desconfianza. A no ser que seas una tarada (como es mi caso) o tarado y a priori confies siempre hasta que llega la caida en picado. Por eso los que confiamos, creemos en el almidón de las estrellas.
EliminarLa desconfianza nunca, esperar lo inesperado... (Esto último se lo debemos a Caine).
EliminarLo inesperado como la propia palabra dice, no se espera.
EliminarPuedes encontrar sin esperar, eso sí. Pero si esperas lo inesperado cuando aparece deja de serlo,porque lo estabas esperando
EliminarCreo que la sutilidad, aquí, está en la negatividad: desconfianza contra prudencia.
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