La herida es terapéutica, no hay nada más sano que la herida, que la enfermedad, que nos reduce, al dolor originario, a la eme que somos. La piedra golpea y golpea en un éxtasis de autoagresión y dolor que no se puede compartir. A eso se reduce lo poético. No hay poesía en la mistificación del ego, sino en la autodestrucción. Una excepción es Walter Whitmann, pero no sé qué sentido darle en su éxtasis del cuerpo y la humanidad. Un hombre que se odia siempre es más sano que uno que se ama a sí mismo.
Son preferibles los hombres que se ríen de si mismos y se congratulan con sus desgracias, como también es aconsejable el sarcasmo a propósito de los amantes unívocos y los odiadores incisos. En lo referente a la poesía, una visión totalmente acertada, comulgando incluso con la excepción.
La herida es terapéutica, no hay nada más sano que la herida, que la enfermedad, que nos reduce, al dolor originario, a la eme que somos. La piedra golpea y golpea en un éxtasis de autoagresión y dolor que no se puede compartir. A eso se reduce lo poético. No hay poesía en la mistificación del ego, sino en la autodestrucción. Una excepción es Walter Whitmann, pero no sé qué sentido darle en su éxtasis del cuerpo y la humanidad. Un hombre que se odia siempre es más sano que uno que se ama a sí mismo.
ResponderEliminarSon preferibles los hombres que se ríen de si mismos y se congratulan con sus desgracias, como también es aconsejable el sarcasmo a propósito de los amantes unívocos y los odiadores incisos.
ResponderEliminarEn lo referente a la poesía, una visión totalmente acertada, comulgando incluso con la excepción.
estoy con Joselu, la herida es terapéutica, los malos humores por algún lada deben supurar para no reventarnos
ResponderEliminarhay auténticos yonkis del autoapedreo
Algo así como el compadreo!!!
Eliminarparecido pero en solitario, creo
EliminarLos vicios solitarios son los más asequibles...
Eliminar