ESCRITOS


26/7/19

Por fin he llegado al Cagadero de los Dioses, no sin ningún apretón, justo en el solsticio de invierno. Mira lo que comes, que viene a ser lo que elucubras y defecas, me sugirió Mercurio, el Olimpo no puede soportar ciertas fragancias, aunque alguna vez lleguen a apreciar la cochambre de tu literatura.
¿Era literatura? Nunca supe darle nombre cierto a un arte tan intestinal, pensaba que las tripas arruinarían cualquier alfabeto con su jactancia y aroma.
Con el tiempo quedé embaucado a propósito de la escritura automática, como creo que practican las ovejas y las cabras por los prados, y como el mismo Fauno prodiga en abundancia. Cada deposición es una vocal o una consonante (Mierda Rosetta),  hasta el punto de hallar sílabas, palabras y locuciones descifrando cagarrutas, y, cómo no, ingentes versos de Erato.
Desde aquella no doy abasto con las composiciones, siguiendo la trashumancia detrás de la mesnada. 

2 comentarios: