ESCRITOS


1/6/19

Nadé tanto, nadé como un oso, que al llegar a la orilla e intentar hablar parecía un gangoso. En ese momento preciso, una declaración de amor se confundiría con un exorcismo, y decir "te quiero" sería como invocar a los demonios.

2 comentarios:

  1. Un oso furioso alcanza el panal de amores lujuriosos y se empalma charlando con el diablo. ¡Quién estuviera allí para oír el exorcismo y la declaración de amor!

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    1. Ojalá hubiera algo más que mar para oír barruntar al plantígrado. Nuestras suposiciones ni siquiera nos reconcilian con los fantasmas.

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