ESCRITOS


19/6/19

Mueren los poetas, ultrajados como rameras, encumbrados como dioses, pedantes como sabandijas, sarnosos como canes, abandonados como colillas, ignorados como lagartijas, prostituidos como meretrices, relegados como tornasoles... ¿Y resulta que tenemos que pagar por sus dones, obras póstumas mediante, Ars Amatoria incluida, cuerno de terciopelo y baba de caracol; filibusterismo de otredad, simposio del hambre, rescate del piélago, despojo y fosa común? ¿Por qué diantres habéis sido creados y qué perra harapienta os parió cual abortos en un triste madrigal? Alzaos sobre los pupitres, pedigüeños, bestias lacustres, lascivas y quejicosas, hermosas y horrorosas, ornamentales y banales, para proclamar el instante  del carámbano y la cutícula.

2 comentarios:

  1. Prosa del vómito pero que tiene gracia, me he reído mucho leyendo este exabrupto sangriento contra los poetas -pero, insisto. el autor se siente así, es uno de esos poetas, ultrajados como rameras, que escupe sobre sí mismo-. La civilización, es cierto, no aprecia a los poetas, no son los tiempos de Goethe, ni siquiera de Shakespeare. Porca miseria.

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    1. No creo que las rameras se dediquen a vilipendiarse cuando toda la sociedad las acoge con afecto y ternura!!!
      Pisarse y humillarse es contraproducente para el orgullo de los pies, tambaleante para las piernas y un esfuerzo absurdo para el torso y los talones a la hora de mantener el equilibrio.
      Los grandes poetas aprecian la prostitución, y en el momento de escribir son adúlteros y promiscuos.
      Solo hacer el bien sienta bien, el resto únicamente es un rictus de postín, una ocurrencia de inconsecuente felicidad.

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