Defiendo el hoyo y la trinchera para cualquier fusilado, una simple oquedad en suelo árido y oprimido, sin liturgias ni solemnidades. El viento del olvido es el principio del tránsito, la plegaria (solo las mujeres pueden parir y enterrar a sus bastardos). Los cementerios son demasiado suntuosos y clasistas, oscuros de boato y almas luctuosas. Prefiero el humus a los panteones y los nichos, la trascendencia del gusano y la raíz de la tierra.
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