Y alguien vino y comió y mamó y se sació en vosotros, y quedasteis tan sucios como el cementerio de Seseña, pero no fuisteis capaces de quemarle las ruedas a ningún político cabrón.
E alguén veu e comeu e mamou e saciou-se en vós, e quedastes tan sucios como o cemiterio de Seseña, pero non fostes capaces de queimar-lle as rodas a ningún político cabrón.
porque aunque las ruedas yazcan en el fuego y la desolación, también deben pagar impuestos, al menos por consumo indebido de ozono: una forma de ensuciar al transeúnte de vilipendios y necedades.
ResponderEliminarTal vez, la imposición del fuego contra la necedad, ya que estamos quemados.
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