Tengo una cita con mi álter ego. He dispuesto un mesado, una buena disposición junto a una agradable decoración para pasar la velada. Estoy enamorado de todo él, de sus defectos, virtudes y atributos. Hace tiempo que deseo contárselo, pero últimamente me ha sido imposible debido a unos infundados malentendidos.
Me muero de ganas de estar a su lado. No concibo la vida sin su compañía.
Fatídicamente he descubierto que mi yo me engaña, que son de otro sus cuitas e intereses. Estoy inmensamente afligido porque ignora parte de su felicidad.
¡Cuídate de los alter egos, dan siempre por culo por más sumisos que puedan parecer en un principio! Están henchidos de vanidad y odio a mansalva.
ResponderEliminarDepende... Si el ego no cabe en un bolsillo, el álter ego se tiene que parecer a una persona.
ResponderEliminarA propósito de tu comentario, ¿no son así todas las divinidades, vanidosas, malsanas y enculadoras?
esa felicidad la devuelve el anti-ego
ResponderEliminarno es el yo
es su renuncia, su desaparición, su humillación a la belleza
pero esto nunca es en la mente ni en la palabra, no es en el concepto, no es el poema, es en la cuántica creadora del Silencio
Muy espiritual y también muy cierto!!!
EliminarUn poco desconcertante, no se si te conviene...
ResponderEliminarBesos.
Puede ser!!!
Eliminartu álter ego ya te conoce, lo sabe todo de ti, incluso que le quieres
ResponderEliminartambién sabe que tu confesión llega tarde
¿Cómo mantenerse a salvo de las confesiones cuando somos precedidos por los nombres y nuestra posesión los invoca a destiempo?
Eliminar