ESCRITOS


2/5/19

Acabaremos como hipócritas en la orla de un pañuelo con todos nuestros pensamientos dibujando un borrón, primavera y estornudo en un ruborizado beso y nuestra alma hecha un jirón. 
Yo era un juguete roto que te hacía cosquillas en el coxis. Tú eras para mí, adentrarse en las Columnas de Hércules para circunnavegar el mundo. 
Creo que la magnífica belleza se detenía ante mi rostro, deseosa de profanar tus orillas. El mapamundi de tus orgasmos lo habría recorrido por entero, de las costas de España al Mar Egeo. 
Dicen que a la tierra regresan los ahogados, vomitados por los océanos. Fuego de Orleáns en el brillo de tus ojos y un perjurio en el Loira. 
Solo los gigantes pueden descorchar el ocaso y beberse a sorbos el ocre impúdico de las botellas.
Nada amo más que el estrecho de tu Bósforo; la risa de tus labios, infantil e incrédula; tus senos encendidos como las luces de Constantinopla. 

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