Ahora que no poseo nada puedo ir a una biblioteca; puedo, incluso, robar algún ejemplar de una librería o pedir libros prestados y desahuciados por los hogares; puedo también quemar poemas y párrafos enteros para calentarme los nudillos una noche fría: los hombres que sueñan historias se deleitan con las pavesas.
Me gusta este texto de historias y pavesas de seres que no poseen nada. Cuando no se posee nada se es libre -he escrito esto pero no estoy seguro. Por si acaso, no me gustaría llegar a ello-.
ResponderEliminarSupongo que la pobreza tiene sus inconvenientes, aunque pienso que la lectura no debería ser uno de ellos.
Eliminara veces, el crepitar del fuego, conduce a más historia, a nuevas historias, a rehacer lo leído, a deshojar la letra
ResponderEliminarSiempre recurrentes y sin embargo áurea nueva. El poeta suele ser un leño que se calienta con sus propias palabras. Arder, arder, ésa es la única elevación!!!
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