ESCRITOS


14/12/18

Amo a los poetas de verso caliente, corazón incipiente y calcetín desaparejado; los otros, los conformistas del tránsito, no me interesan ni convencen. ¿Cuánto tardara la plétora en venderse y anunciar un ego más altanero que un bocarte, tan solo por una literatura enlatada y un alma encorsetada? ¿Renunciar a la eternidad por una trémula librería y las mollejas tristes de un lomo despellejado? No pagaré por poemas libres, poemas de corazón verbenero con la palabra amor lamiéndote el conejo. ¿Cómo es posible que el más pendenciero de los rateros, el más estúpido de los cretinos, el más hipócrita de los versificadores ni siquiera tenga la decencia de llamarse pirata, mancebo de cantina o escarnio de mendicantes, sino tirada chusca e irrisoria a unos cuantos centavos?

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