Poeta, en un tiempo Baco y Apolo se deleitaban con tu
jactancia, se rendían a tu estirpe. Semidioses y faunos, hombres y
bestias se complacían en tu lecho. El rubor acrecentaba las lunas y la
ferocidad de un torso era esculpido por labios manchados.
Cuando regrese se depilará el cielo de las axilas y las hembras serán como coyotes.
Ahora yace postrado en una sala, con el corazón abierto y una jaula de grillos en el pecho. Intenta asirse, amparándose a alguna fuerza menesterosa, pero siente en las tripas una intrincada descomposición y su ansia se desparrama por toda la habitación -sobre el desnudo suelo se retuerce entre heces líquidas-.
Dos enfermeras acuden como dos hermosas vestales y le limpian el asqueroso ano con unas toallas de celulosa. Nuestro poeta se siente humillado por la Creación y amado por los Cólicos, pero no comprende por qué el retrete se ha ahuyentado de sus posaderas; él, que nunca trató de acusar su propósito ni contradecir su desempeño.
Ya limpio, el sueño amado desciende como una consolación de mofetas y en sus venas atroces la libación de una sonda purga sus males. El poeta asiente y, aunque toda la estancia está tibia de sus fragancias y harta de sus principios, el culo de Adonis no renuncia jamás al poema.
Cuando regrese se depilará el cielo de las axilas y las hembras serán como coyotes.
Ahora yace postrado en una sala, con el corazón abierto y una jaula de grillos en el pecho. Intenta asirse, amparándose a alguna fuerza menesterosa, pero siente en las tripas una intrincada descomposición y su ansia se desparrama por toda la habitación -sobre el desnudo suelo se retuerce entre heces líquidas-.
Dos enfermeras acuden como dos hermosas vestales y le limpian el asqueroso ano con unas toallas de celulosa. Nuestro poeta se siente humillado por la Creación y amado por los Cólicos, pero no comprende por qué el retrete se ha ahuyentado de sus posaderas; él, que nunca trató de acusar su propósito ni contradecir su desempeño.
Ya limpio, el sueño amado desciende como una consolación de mofetas y en sus venas atroces la libación de una sonda purga sus males. El poeta asiente y, aunque toda la estancia está tibia de sus fragancias y harta de sus principios, el culo de Adonis no renuncia jamás al poema.
Cando regrese se depilará o ceo das axilas e as femias serán como coiotes.
Agora xace prostrado nunha sala, co corazón aberto e unha gaiola de grilos no peito. Tenta asir-se, amparando-se a algunha forza xenerosa, pero sente nas tripas unha intricada descomposición e a súa ansia espalla-se por toda a habitación -sobre o espido chan retorce-se entre feces líquidas-.
Dúas enfermeiras acoden como dúas fermosas vestais e limpan-lle o noxento ano cunhas toallas de celulosa. O noso poeta sente-se humillado pola Creación e amado polos Cólicos, pero non comprende por que o retrete escorrentou do seu traseiro; el, que nunca tratou de acusar os seus propósitos nin contradicir o seu desempeño.
Xa limpo, o soño amado descende como unha consolación de mofetas e nas súas veas atroces a libación dunha sonda purga os seus males. O poeta asente e, aínda que toda a estancia está morna das súas fragrancias e farta dos seus principios, o cu de Adonis non renuncia xamais ao poema.
engullida la mirada bajo un metálico sol plisado / y el postrer aliento de una mueca
ResponderEliminarTodo se traduce en una mueca y se perfila en el absurdo. No sé si los poetas o la poesía valen la pena pero tu respuesta es la encrucijada.
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