ESCRITOS


6/8/15

Nuestra voluntad de amar y nuestra necesidad de aprecio no es libre en el ser que las acomete sino en el que las acoge y trasciende.

Conjeturar y arder en algo simple como una argucia o un pretexto. Nosotros estamos al otro lado de las sábanas, equivocados o no, al otro lado de la virtud invariablemente inequívoca, al otro lado de la introspección que trasgrede el deseo.

Puede que sea eso, interiorizar demasiados silencios expectorados como limpias secreciones, y el alma que nos devuelve su absoluta opacidad.



A nosa vontade de amar e a nosa necesidade de aprecio non é libre no ser que as acomete senón no que as acolle e transcende.


Conxecturar e arder en algo simple como unha argucia ou un pretexto. Nós estamos alén das sabas, equivocados ou non, alén da virtude invariablemente inequívoca, alén da introspección que transgride o desexo.


Poida que sexa iso, interiorizar demasiados silencios expectorados como limpas secrecións, e a alma que nos devolve a súa absoluta opacidade.

4 comentarios:

  1. te siento una sutilidad escópica del vino y del "absoluto deseo", transfiriendo en una húmeda alcoba los nombres de las golondrinas, creo que al final, es el transfondo de ese furor y la combustión de las secreciones

    ResponderEliminar
  2. Creo que en la India utilizan boñigas de ganado para esas combustiones, es el furor de las vacas sagradas!!!
    Perdona este humor que nada tiene que ver con el trasfondo!!!

    ResponderEliminar
  3. Enfocar, interiorizar e integrar, amar amar amar, no hacer hoguera de una árbol que calló. No hurgar la herida porque puede llegar a la necrosis y eso si que apesta!!!!
    Equivocarse es otra parte de este todo. Andar por laberintos y encontrar uno mismo la salida.
    Deseo y sábanas. Ese puede ser un lugar perfecto para hablar de silencios.

    ResponderEliminar
  4. Demasiado laberinto entre sábanas y hallamos que el amado se parece a cualquier amor. Al final nos sirve y puede ser más erótico que esa persona no se parezca a ninguna persona.

    Gracias, Sandra!

    ResponderEliminar