ESCRITOS


16/6/11

LOS ROPAJES QUE ME DIO EL TIEMPO


José Ángel Carbajal Abal




Agradeciendo, en primer lugar, la gran acogida que tuvo mi primer libro de poemas "Caminos entre la niebla", publicado en el año 2006, por parte de ustedes, hoy les pre­sento éste mi segundo libro "Los ropajes que me dio el tiempo". En él recojo, a mi modo de ver, una selección de los poemas que he pensado que más definen ese espíritu de lucha que siempre he querido plasmar en mis poesías, cen­trándome sobre todo en aquellos años en que éstas empeza­ban a adquirir una fuerza propia.




A las personas que me apoyaron


La poesía es compromiso...
Cada persona tiene una manera de ver y de sentir la vida que unas veces moja nuestro ser como el agua y otras no está de acuerdo con el camino que nos lleva a través de inquietudes.
Yo, como una manera de empujarme y de vivir aferrado a las hiedras que formaban el camino, empecé un diálogo con ese niño que latía dentro de mí con el fin de sentirlo y salvar ese sueño que brotaba y que quería conocerlo todo: que quería vivir como los demás, que quería ser como ellos. Y ese niño estaba en la realidad, en cada espacio de la realidad... y él me enseñó a mí a sentir a través de lo que él sentía y a ver a través de lo que veía él. Y me enseñó también a hablar con el agua, con el aire, con las nubes... con la vida. Y me enseñó a aprender.
Con los años fui recogiendo todo lo que comprendí y también lo que no comprendí, todo lo que me hizo disfrutar momentos inolvidables junto a él en poemas, que eran sueños para mí.
Por eso vosotros, los que me conocéis y aún los que no me conocíais, pero habéis estado ahí, conmigo... vosotros también me habéis estado apoyando
prestándome vuestro silencio.
Gracias.
Es verdad que el hombre de hoy está más preparado que antes y tiene en sus manos más adelantos. Es verdad también que puede buscar más fuentes de conocimiento que en otras épocas... pero el reto del hombre del siglo XXI está en saber aprovechar y distribuir los recursos que tiene a su alcance y no malgastarlos, los recursos que le da la misma tierra que él pisa y pretende superar muchas veces con sus inventos.
...puede que entonces esas fuentes de conocimiento sean de verdad fuentes de sabiduría.
Pero con el tiempo, yo he visto torres que los hombres levantaron con sus manos, y que esas mismas manos abatieron después... y tengo miedo, que al final, sea el hombre, quien dicte la justicia.
...porque no le veo preparado.






LOS ROPAJES QUE ME DIO EL TIEMPO


Un incendio
¡Alerta!. Humo en el bosque.
Humo entre los verdes pañales de un monte.
Gallego. ¡Es fuego! -gritan.
Es fuego. El gran señor del manto rojo
se levanta amenazante.
nace arrasador, sepultador y carnicero.
Ese cruel destino de Galicia amenaza tempestuoso su destrucción El paisaje se rompe.
El campo deja su expresionismo a un lado
porque muere.
Galicia pierde un hijo.
Ella le cuida.
Ella le baña.
Ella le viste.
ahora la abandona. ¡Ayúdame! Aún podemos evitarlo! ¡Agua! Sólo una gota!
Un riego del corazón que surge. Galicia muere. Su gigantesco manto verde va dejando de existir. Galicia pierde su campo. Galicia se va y yo
me voy con ella.
(1981)






Místicamente
Latiendo en cada naufragio
y a punto de disolverse en el mar;
sin miedo, sin desilusión, sin
haber conocido la traición.
Un suspiro, un aliento invisible
existente en cada realidad.
El místico entorno de una palpitación olvidada
todavía musita tu nombre.
No quiere que desaparezcas de su presencia;
cogerte, estrecharte en sus brazos,
quiere llevarte en alma con ella.
Aquellos silencios entregados por tus manos al vacío
volverán
para agradecerte el haberles enseñado la soledad. Y tú, secreta e íntimamente, seguirás viviendo en cada obra.
(1983)






Tanto tiempo anduve soñando
con lo que haría cuando fuese mayor,
que mi vida se fue yendo más deprisa
sin tener en cuenta esta realidad.
La vida se iba endureciendo poco a poco y yo soñaba
para cuando tuviese más edad.
No quería vivir el presente,
era muy cruel...
y un día llegaría a ver
todos mis sueños hechos realidad.
No sé si lo hacía por evadirme,
por crear un mundo nuevo
o simplemente porque siempre había sido un soñador,
quizás un poco de todo.
Tanto tiempo anduve soñando...
que hoy me doy cuenta
que ya he vivido los años que aún no han pasado y he perdido
los que si eran en realidad.
Tengo que hacer algo nuevo, lo demasiado grande
siempre acaba por destruirse.
(1984)






Cuando hablabas como el mar,
cuando rompías como el mar y tus susurros
me olían a mar,
yo te elegí.
Cuando te veía correr
sobre la arena de la playa:
atravesando el viento,
contemplando el sol.
Te elegí fundiéndome en el mar, como tú,
y bebiendo de las rocas que brillaban
y parecían ojos de azul marino.
Cuando saltabas sobre las olas
que estallaban sobre ti
y te dibujaban el cielo.
Eras el semblante más profundo
del firmamento, cuajado de espuma
y de libertad.
Yo te elegí,
pero no por tu belleza.
Cuando sonreías en el agua
con esos movimientos casi salvajes
que parecían envolverme, cuando eras azúcar y nube
en el seno de las profundidades
te elegí.
A mí me parecías
un dibujo en el mar tan grande como el destino.
(1986)






El tiempo de la noche
es quizás el más bello que existe.
A lo alto, la lejanía,
la inmensidad del cielo
que nos embruja: parece un mar,
un mar limpio y puro,
dulce.
Y viene la Aurora...
pronto se romperá el equilibrio del día.
Pero nada tememos.
(1988)






Su destino era ser navegante,
pero quedó en tierra. Marinero de noches dulces
de verano, silueta inmortal...
No sé si él quiso marchar alguna vez de allí,
la aurora
le decía que se iría con él. Pero no quiso: el agua clara a ras del suelo era un mundo.
él se enamoró muchas veces de esa noche que conocía. Navegante,
marinero de la noche, compañero del cristal azulado.
desde el parque contempló la mar, feliz.
(1988)






Quise ser como la luna:
alto, pero me dijeron que la luna era más grande
de lo que yo me imaginaba,
que estaba muy lejos, que nadie me la traería.
Me imaginaba que era un lago, un lago inmenso
en el fondo de un destino... pero me dijeron que no tenía agua,
que no era un lago.
Entonces quise ser amuleto, despertar, cofre en la ventana...
sería como ella: alto, grande, emprendería el viaje
más alto del infinito...
cada noche un cielo inmenso, profundo.
Poco a poco fui haciendo mía aquella luna,
aquella luna bella, cada noche junto a mí.
Ya el cielo se había apagado...
solos ella y yo.
(1988)




Serena, ahogada
tu imagen sobre el río de mi mente
que tantas veces atravesé desnudo y solo
Muchas veces yo deseé ser río
y sentirte.
Serena tú, ahogada
tu cuerpo movía al compás de las olas.
No te podía coger;¡oh, Dios!, no podía cogerle,
se alejaban más y más. ¡Cuántas veces deseé
que el ruido se parase y pudiera verte allí...
desnuda y sola como ella!
Serena,
ahogada...
sobre el río de mi mente.
(1988)






Te vi en sus brazos,
en sus labios, en su boca...
luego te fuiste con él.
Y te busqué sin cesar
a mi alrededor,
pero no te encontré
Entonces me alejé de allí
y me entregué a otros mundos diferentes...
Te pude olvidar.
(1989)




Fuese de oro


Mi cuerpo se hizo llama
por dentro
penetrando poco a poco
por mis pies,
hizo brillar mi estera
como si fuese de otro. Y pronto comprendí
que era a mi hijo al que buscaba
en el fuego, por eso me dejé llevar
porque mi fe tenía fuerzas
suficientes.
Dejé que llevara mi alma,
mi creencia
y me llevara a mí también
en aquellos sentimientos
tan niños. Se despertó mi habla
y lo comprendía. Me dejaba llevar.
Conocía el amor.
(1990)






Camino por una ciudad de pasado
sobre el lienzo de mis papeles. Me detengo a olvidar
no puedo resistir el peso de los años
en mi piel,
que hoy son siglos porque están
escritos con letras ancianas
y débiles. Camino
sin saber a quién llevo detrás de mí
que me obliga a descansar
sobre el suelo. Pero le respondo que no,
que no quiero descansar,
que la corriente es muy fuerte por estos lugares
y ha de llevarme
a donde ya no olvide.
(1990)






Podría conquistar su corazón cerrado
y ser dueño del destino
que abrasa su alma,
penetrar en su hogar deshabitado
y darle vida.
Podría reconquistar su espíritu y hacerlo mío
y crear un mundo para ella.
Tú... que has venido a matarle para romper su alma.
Ella es mi felicidad.
(1990)






¿Qué buscas dentro de mi alma
cuando todavía la copa vierte mi vida dentro de ti?.
Busco el olvido,
la añoranza...
aunque sé que no he de conocerla totalmente.
No es el alcohol de mis pasos el que me embriaga,
el licor de mis caminos:
no intentes ahogar este instante que me duerme.
Beberé la vida a sorbos... prolongados y lentos,
beberé la ausencia que dejas junto a mí.
Tu libertad sin medidas.
(1990)






Te busqué en el mar profundo de mi vida.
Te busqué en la sangre que otros esparcían sobre las aguas
y la sal.
Pero tú no eras de carne y hueso, no eras pasión
como nosotros.
(1990)






Cuando eras pequeña tu mirada frágil
se hincaba en mí
como el cristal que sentía al tocarte
entre mis dedos. Pánico a mirarte como la flor
que envejece lentamente
sin vida. Pánico a romperte,
esa tu voz trémula
que no me pedía nada a cambio.
Cuando tú eras pequeña sentía tanto miedo
y tanta furia, que era tu asombrosa serenidad mi aliento
y mi fuerza.
Yo no quería verte dolida
por los senderos difíciles
que se abatían sobre ti. Y opté por marcharme.
Para comprenderlo.
(1990)






Por amor me entrego


Amo la armonía,
esta soledad que a veces me aturde,
pero me embriaga desde muy adentro y me conmueve.
Y por amar me entrego a este mundo
que es incienso
y es barro... amo este barro
que es parte de mí
y parte de ti,
que me ennoblece.
Soy fruto del tiempo...
pero sus notas, sus silencios: ésos
sólo son parte de mí.
(1991)






Un día más
invento el recuerdo...
Miro la calle,
esa calle vacía que tantas veces
fue mi cama, pero ya no quedan los sonidos de ayer
ni las voces.
Tengo que inventar el pasado
y rehacer mi vida...
Y los días son sombras que se añaden
a mis palabras.
Siempre me olvido de sentir.
(1991)






Y a escondidas he buscado tu reino...
aunque ya no me sabía ni a polvo
ni a dolor.
Olvido
el ancestral camino
que me conduce a tu dios impuro...
Sólo el viento y el temporal eran dulces.
(1991)






Me tengo por el más sabio del mundo...
y no me doy cuenta que tú
lo eres más que yo.
Tú que tienes sabiduría de estrofa,
de lumen.
Yo todavía adolezco de un camino
por el que arrastro el cuerpo
y la carne. Y vivo prisionero de esta frontera
que nubla la senda.
Yo aún vivo sensaciones inolvidables
guardadas en mi interior
y en mi boca. Adolezco de orgullo,
de sangre
y lo reconozco
porque sé que tú me perdonas todavía.
Y cuando me tenga por el más puro...
tú sabrás
que no lo soy:
que es el barro del que fui hecho.
(1991)






He transcendido por fin
a tus ansias de inmortalidad
infames. A esa omnipotencia que era el licor amargo
que nunca bebí.
Tu cuerpo deformado sobre el claro del agua,
la agridulce agonía de los días que pasan:
he transcendido al ser que me imponías,
deforme.
Y a su transparencia,
que no tenía nombre.

que mi justicia no es la verdadera,
pero porque sé creer tengo un Dios
y mi identidad se hará polvo
para confundirte.
(1991)






He esperado durante toda mi vida
a que llegase un día de tormenta como hoy,
pero ahora me sobrecoge,
me intimida.
Y sé que eres tú,
pero tengo miedo, miedo de mí mismo
y de ti,
porque te huía y te amaba a la vez.
La fe en el paso del tiempo ya no existe
ni me obliga...
pero me hace nacer
y me hace sufrir.
(1991)






Podría desnudarte si quisiera...
Quedarme a tu lado y ver el velo
que ostentas...
hasta llegar a quitártelo también.
Y en tu cuerpo encontrar yo el mío,
en tus entrañas...
pero no enjaularte ni mentirte, que no debo.
Convertir mi sequedad en angustia para ser mortal,
como tú.
Puedo ser virgen,
desnudado
por primera vez en la vida...
Morirte.
(1991)






Se que en algún sitio
se arrancará el vendaje de mis mentiras
que tanto tiempo mis labios usaron
y compartieron.
Pero no me arrepiento, quiero
no retroceder
jamás.
Ese espíritu que era mi fuerza
y mi rostro.
Los días me han hecho envejecer poco a poco: veo realidades
que antes no conocía
y ahora si.
No me siento más sabio, pero sé que en algún sitio
la pasión me obliga.
(1991)






Yo siento y tú viajas
por el interior de un mundo desconocido e inmenso
hasta mí.
Luego palpito... y tú te exprimes
de la fragua que hay entre mis dedos
para mojar mi piel...
Llega el nuevo día,
mis palabras te revestirán
arrancando la desnudez de tu adolescencia.
sólo el perfume de tu alcoba
redimirá mi vida...
ya no serás vergel nunca más,
sino tierra.
(1991)


Me sorprende cuando callas...
es tu vieja estrofa solitaria,
mi silencio.
Luego vuelves a la vida
escuchando en el licor de mi alma
mi salvación.
Me sorprende cuando sueñas,
cuando escucho en tus poesías mi esencia latir,
mi lecho.
miro tus ojos grises
y escapo de todo el ruido que me enloquece
y me rompe. Cuando callas
y desde alguna ventana del cielo
me quemas.
y luego te quedas en mi muerte
como queriendo resucitar
mi parte de espíritu,
creándome.
(1991)






Quiero ser alondra
en la cumbre de tus alas,
ser simiente en la cumbre de tus manos,
dolor.
Quisiera ser hiedra en el suelo que tú pisas,
ser duende
en los labios que te aman
desde lo más oscuro.
Quiero haberte poseído
cuando el batir de mis dedos se convierta en estrofa
y en pesebre.
(1991)






Tu fe me cala hasta lo hondo
de mi vida
y vuelves a ser el germen de mi cuerpo
otra vez.
Y si hay dolor...
o miedo...
Quiero en los días de tormenta reconvertirte.
(1991)






Si la dulzura


La dulzura de otros labios
te cerca
y de algún modo empiezas a sospechar del silencio
que hay en mí,
no has de dejar el amor
en el camino de otros cuerpos diferentes...
Y si se te estremece el alma
cuando del monte despunten las hojas primeras
no he de desangrarte, no,
ni borrar el sendero por donde tu luz camina.
(1991)






Te amaré
como si me llevaras la vida en cada momento,
en cada promesa.
Sin necesidad de comprendernos,
te amaré,
sin necesidad de comunicarnos,
igual que se vive a dios sintiéndote,
te amaré
sin necesidad de explicarme,
de explicarte...
aunque de repente
te metieras en mi vida tú
te amaría.
Para saciarme,
para saciarte.
(1991)






Soledad del ser que aún no vive
y ya siente,
cambio el nombre de tu ausencia por la mía,
lo único que me hace sentir la verdad.
Por eso busqué una copla de alma
como prenda futura
de plenitud. Y hoy me encuentro rasgando en los sentimientos
otra vez,
conociendo,
madurando.
Y agradezco esas muestras de placer que a veces
me hacen sufrir.
(1991)






Las raíces
que un día salpiqué de universo
y recompuse,
hoy las siento.
Me faltan las horas, los versos, escribo sin querer
y al tiempo me impulsan las velas
que son las redes
de este hogar
roído de silencio para mí.
(1991)






Porque tal vez la lluvia
me impida pronunciar tu nombre
y el ahogo de mis labios
me obligue a detenerme,
hoy cambio mi soledad por la tuya,
porque tal vez la ausencia
me sepa a olvido,
que un paso más me haría dudar de ti,
extrañar que soy un ser vivo
en tus manos.
(1991)






Por tu forma de desnudarme
siempre en la soledad del tiempo,
por tu forma de sacar de mí
mi instinto más primitivo
y arcano,
por tu forma de creer y de amar.
Porque sin querer me desnudo
y lo hago pensando en ti, porque
me entiendes
y así me conozco.
Me esculpen en el silencio
un haz de fuerzas externas
que me amamantan. Y sé que soy fuerte,
inmortal,
puedo amar y odiar a un tiempo.
Por tu forma de existir.
(1991)






Desvistes
la primera nota del teclado.
Como una sierpe tú
esparces el sonido,
esencias misteriosas que en tu alma
arden.
Desvistes
la segunda nota del teclado.
Tus manos no son tus manos
y en el fondo un mismo precipicio
que nos une.
Y la tercera eres tú, por eso
no la desvisto
ni la toco.
(1991)






Sentiré placer
cuando deposite
mi mano sobre la cepa
y le devuelva a mi infancia
su cáliz.
Cuando en mis manos el polen
me confíe la tierra
y me retenga un reino inalcanzable
y me seduzca...
sentiré placer.
(1991)






Camino bajo la lluvia
y no me quejo
de haber socorrido la tarde
que languidecía lentamente ni el otoño
que se agolpaba,
no me quejo.
Ni de haber enjuagado mi vientre
con el frescor
pensando en otro vientre más virgen
que me daba la vida.
No me quejo ni de haberme escondido
bajo los pórticos
porque temía desfigurar mi ausencia
y tu ausencia.
Camino bajo la lluvia.
(1991)






A veces tengo defectos
que me vencen
y terminan por derrotarme
ante un deseo más fuerte y más profundo
que el tuyo.
me evado... porque soy débil
o me dejo llevar
y en un momento te rompo
y vuelvo a crearte...
Y a veces por esconderme escribo
porque es muy dulce
el cáliz de una tempestad profunda.
No he conseguido superarlo...
me escondo para sobrevivir.
voy detrás de lo que desconozco,
que no me obliga.
(1991)






Nunca beberemos del todo el deseo
que es mayor el deseo de estar vivos que la fuerza
y de todo lo que he creído hasta ahora,
mi oración.
Llegará el día en que convoque a mi pasado
como lengua viva
y le otorgue al ser un dios que nadie conozca.
Enterraré mi guerra
y buscaré la verdad.
(1991)






Quedan muchas cosas por descubrir
tras la palabra desnuda:
la amarga soledad del precipicio,
la tierra que a nuestros pies
deja un rastro
que no ha de detenerse.
Quedan muchas cosas por descubrir
en la ofrenda del don sagrado
y perpetuo.
Mi fe más que este pasado inquieto
para dar descanso a tus dedos escarnecidos.
(1991)






En un intento por adentrarme más
en la sustancia que es el hombre
me aferré de nuevo a la vida
y busqué otra imagen más perfecta
que me diera equilibrio.
Pero hoy recojo todo este diario
que había forjado sobre mí
el delito
y revivo mi ser consecuente.
No sé si puedo continuar contigo,
si es el silencio el que destruye mi dolor.
(1991)






El licor que nace del tiempo
nos devuelve la piel. Lentamente
empezamos a ordenar
la juventud,
su espíritu nos ha ido transformando
en seres.
El breve espacio queda atrás.
(1991)






Apoyo mi cuerpo en tu espalda
como una simiente. Redimida tú,
pero sin ser mujer
ni esencia.
Con la plenitud de mi estancia herida,
sagrada,
pero con mi libre voluntad
apoyo mi hiel en tu boca
reclamando el honor que me queda.
Y no dejo de luchar por la vida.
(1991)






Los ropajes que me dio el tiempo
tal y como me los revistió un día,
me desprendo de ellos
como si fueran míos,
como si alguna vez fueran míos. Viví,
es verdad,
viví y tuve...
pero era mi derecho.
(1991)






El ser humano
abarca el fin de la cadena
por encima de toda frontera
y potestad.
Creemos en algo interminable,
un aliento,
un dios.
El ser humano se crea un dios para sobrevivir.
(1991)






Un viento helado sobre mí
desata la pasión: es el espíritu.
Reconvierto mi profundidad
y mi gloria,
mi estirpe se hace humanidad,
me guían sus pasos,
¿adonde llegará este rumor?
Mi mansedumbre es un fuego encendido,
la brasa de cuando el tiempo
mata.
un viento helado sobre mí.
(1991)






He cambiado, sí,
pero nada ha cambiado conmigo.
Me arrepiento de no haber vivido lo bastante
o de no haber madurado
lo suficiente.
De no haber saciado mis venas
con tu seno.
De no haber cambiado por dentro,
me arrepiento
de amarte
como te amaba antes,
sin darme cuenta que el amor también cambia
y se transforma.
(1991)






Sigue escribiendo
aunque tu pluma sea el mundo
y sea la carne.
Aspiro a creerte
en la gruta de mi espacio
y de mi era,
a veces me miento con el afán de sobreponerme
a todo.
(1991)








Pequé
cuando te deseaba, siempre quise romper el hielo
que me mantenía unido a esta carne
y confesarte que a veces
no lo quise.
Pequé
porque aparecías como un ser nuevo
y hermoso, siempre quise romper el cristal
que me mantenía unido a esta carne.
Y lo hice por ti,
porque necesitaba confesarme.
Decir que te violé sin saberlo,
que esculpí tu rostro.
(1991)






Apenas he podido vivir
el tiempo que me resta de vida,
capturo el que me toca,
me sirve.
Sobre el pavimento gris
que mis pasos esculpen
la vida, sin fuego ni corola, sin cuerpo,
sola.
Más allá de donde el tiempo acaba.
Sin prisas.
(1991)






Necesito estar fuera de mí
para saber que no he cambiado, 
que no me he transformado
en nada,
necesito estar fuera de ti.
El malestar de las horas perdidas
necesito conseguir,
como helechos sesgados
abismo el semblante
y por fin
tú, desnuda.
Necesito estar fuera de mí
para saber
un poco más de mí.
(1992)






Mi reino por un Cristo indiano
que me rija.
En mi alma guardo lienzos de otros dioses...
ausentes pergaminos clavados por doquier
como símbolo de la inmortalidad.
Puedo morir, sí, lo sé... pero a un ser divino
mi pecho renace.
Mi reino por un Cristo indiano
que en sus andanzas me detenga
y me consagre,
mi reino por un dios justo,
de pan y trigo consagrado.
(1992)






La epístola de un hombre
se transformó en vino. Y de él bebió
hasta hartarse,
hasta que su hartura alcanzó las cimas profundas
y ciegas.
Y en ellas plantó su vida,
en la epístola sagrada
donde creyó nacer,
pero moría.
(1992)






No me destruiría por tu causa.
Ni por tu causa siquiera
ni por tu seno,
ni por el licor de tus palabras me dejaría seducir,.
Ni por tus razones
ni por las razones ocultas de otros cuerpos
más infames.
Ni por tu soberbia,
ni por tu cáliz...
(1992)




Aunque quede.


Me desnudo
muy fácilmente y tú me ves desnudo,
sujeto a este intervalo inconstante
que es la carne.
Abrigo mis palabras
a un reino y me desnudo
aún queden espacios que se enfrían
en mi mente.
Me desnudo
muy fácilmente sin saber
que esta vida ha de ganarse a pulso
y necesita del ser ajeno
y maduro.
(1992)






Seguimos construyendo abismos
por su nombre.
De nada valió que un Cristo
echara las calderas de su templo
y la levita de su persona
fuera ofrenda.
De nada valió que destruyera los muros
que nos esclavizaban
y se cernían sobre nosotros, seguimos construyendo abismos
en su nombre
y a ellos nos doblegamos.
(1992)






"Todo esto te daré
si me quemas".
Y el lago miró al cuerpo
de un azul inmenso y se zambulló en sus aguas
que para él eran sagradas.
"Todo esto
será tuyo". Y el lobo bebió
a sorbos la estela,
la cálida oración.
(1992)




Es ésta mi plegaria
Estoy entendiendo
mi desaliento,
mi deformación, estoy encubriéndome todo
porque temo
que la luz me cubra a mí
tras un muro que al final me sepulte
y me ciegue.
Ésta mi plegaria
sin fondo,
sin lacra alguna,
muerta.
(1992)








Transforma


No da la sabiduría
la experiencia...
y tampoco la experiencia te hace sabio.
Hace falta sufrir...
sacrificio de la juventud que nos da la vida
y nos transformara.
(1992)






Mi casa es un templo a pesar
de que otros vientos han querido abatirla
y romper los cristales
que le daban calor.
A pesar de que la seda haya querido ensuciarla
con trajes de lama
que eran falsos.
Mi casa es un templo. A pesar de que el musgo
que traen los nuevos tiempos
sea tan diferente al que ayer
encontraba en los caminos. Mi casa resiste al viento,
al huracán.
Mi casa es un templo que se crió desde niña
con sus nubes de azabache
y sus cielos de algodón.
Yo le di mis leyes
y le di mi nombre.
Por eso es mi casa y es mi templo...
y es mi sangre.
(2002)






Si la tierra es firme
bajo tus pies
te mantendrás erguido sobre ella.
Y no habrá viento
ni marea que puedan tumbar el río férreo,
el muro gris,
no habrá cerro ni flecha que puedan ahuyentarlo.
Si la tierra es firme
bajo tus pies
ni un huracán siquiera podrá romper sus cimientos.
(2003)






Muchos
han estado bordeando el lago, pero nadie
entrará en sus aguas
si no es para siempre, en el lago del bien y el mal.
Nadie se ha acercado
a sus orillas, a beber de su aroma,
a recibir el frescor
sobre la piel,
pero todos lo han conocido,
adorado quizás. Todos lo han presentido
alguna vez
en lo blanco de sus aguas.
Pero nadie
aunque se sienta invadido por dentro,
habitado.
(2003)






Tiene una respiración
pausada. Le oigo respirar
cuando se acuesta a mi lado, yo duermo...
pero estoy tranquilo,
sé que mañana despertaré de nuevo, 
aunque se repitan otros días, muchos...
pero vale más la pena que se repitan.
Tiene una respiración lenta,
serena y me hace estar en paz a mí también.
Su cara es vieja
pero es sabia, ya me gustaría conocerlo
como te conozco a ti.
Pero le siento
y eso me basta.
Creo que duerme conmigo.
(2003)






En una orilla hay árboles,
árboles y frutos, inmensos bosques
que pueblan la ladera
hasta el monte.
las semillas que derraman esos árboles,
semillas diferentes
para cada espacio de tierra diferente.
Y en la orilla hay caminos, caminos
que surcan los bosques.
Y hay reinos también,
reinos en la orilla.
Reinos que no rebasan las aguas,
que no pueden.
En la otra orilla está el hombre y el hombre
necesita árboles
donde cobijarse,
aguas donde nadar.
Y necesita también la semilla,
que es la edad primera en donde
el silencio desaparece
y se abre; la semilla
que es aliento.
Y necesita montes que escalar,
muros que construir,
espacios
donde habitar.
Pero tal vez no lo entienda.
(2003)






Me duele verte sangrar sobre la hierba
como una manera de dejar que te arrebaten la identidad
y la frescura,
de permitir que te arranquen los perfumes sin reservas.
Me duele verte recrear los huracanes
como una imagen indolente sobre el espejo
que confunde si no penetras en ella
y la desnudas por ti misma.
Sentirte verter gota a gota
de la sangre que corre por tu cuerpo y comprender
que cada gota puede ser un poro
de tu piel.
Me duele verte perdida
entre los ecos continuos que se escuchan a tu alrededor
y te confunden,
pero que no llegan a llenarte
del alma que quisieras.
Me duele verte llorar.
(2003)






Vives en la yema de tus dedos,
en el polen de tu piel. Y una caricia puede ser
más de lo que una caricia aparenta. Y una perla puede ser más...
porque sientes en la esencia de tus dedos
igual que el volcán al verter
el cáliz de sus entrañas:
que se deja llevar
y contempla las hojas que vibran,
la estancia.
Y te haces vida en todo lo que te toca
y respiras por él.
Vives en el roce,
en el cuerpo que se desnuda
y queda sobre el agua,
sintiendo las manos que abrasan a su alrededor.
Porque éste puede ser el último aliento
del cuerpo desnudo y la suave brisa puede ser lo que más evoque,
lo que más entregue.
Vida en lo eterno de un susurro,
en lo profano de un susurro
y de un espacio...
donde el silencio se haga carne.
(2003)






Pide vivir, pero no olvides
que tu camino es un desierto,
que tu camino está cuajado de emblemas
y señales,
que te puedes equivocar.
Y a pesar que te equivoques un día pide vivir porque
unas señales son más bravas que otras
y más puras.
Pide vivir y no te detengas
aunque sientas que el ruido te destrone a sus pies y se hunda
y después renazca de sus cenizas
siendo lago.
Debes vivir...
a pesar de que el grito evapore
las aguas claras
que han dejado tus manos al pasar.
(2003)






Estamos perdiendo todos,
la batalla se forma en las calles, 
unos y otros afilan sus sables
sin saber dónde ni de qué modo.


Y el fragor de las mareas es
lo que conforma los cielos grises,
estamos perdiendo todos,
nunca nos sentiremos libres.


Y la razón de cada batalla es
tan imprecisa como impotente,
lo justo y lo injusto se mezclan
en un mar que no se entiende.


Estamos perdiendo todos,
la batalla se forma en las calles,
unos y otros son los rivales,
nadie sabe qué hay en el fondo.
(2003)






Amor en las trincheras


Vivimos para enfrentarnos a un cruel desenlace,
a nadie le importa nuestro amor enemigo,
y por más que yo piense en ti no consigo
olvidar el fuego que tengo delante.


Pienso en ti y escribo sobre la arena mensajes
y el fuego está como único testigo,
me agota el tiempo que llevamos dormidos
en esta batalla sin final ni equipaje.


Me atraen las balas que disparo, el aire
oscuro, el cielo ensombrecido...
vivimos para enfrentarnos a un cruel desenlace,
a nadie le importa nuestro amor enemigo.
(2003)






Alguien mata al poeta
que vive dentro de mí.
Porque sus hojas están vacías,
su lecho,
su cúspide también está vacía y sola.
No hay nieve en las altas cumbres
ni hay sol: alguien sabe lo que está sucediendo
en los ecos sordos
de antaño,
pero no lo dice.
Y sabe por qué resuenan en su mente,
por qué no se han ido.
Alguien acalla la voz concebida de hiedra y polen.
(2003)






Se me escapan los años...
y me parece que estoy perdiendo
un tiempo en mi vida que me va a ser imposible recuperar.
Se desliza por mis dedos como el agua,
como el mismo licor que yo bebo:
que a veces ni me da tiempo a saborear
y ya lo he bebido,
como el aroma que deja.
Se me escapan los años
a pesar que voy recogiendo con la edad
a pequeños sorbos la vida
y me hago fuerte.
Es una sensación extraña
ver cómo el tiempo pasa y tú...
tú no puedes hacer nada.
Es como una hermosa dama de oro
que recorre la orilla en silencio,
esa misma orilla que otras veces recorrió
y estaba viva.
Se me escapa el río
que en un tiempo pude cruzar y no lo hice,
que en un tiempo pude amar y no lo amé,
que en un tiempo pude...
Pero hoy rebosa en hojas de polen mientras yo...
espero;
sólo espero.
A un final sin guerra.
(2003)






Si en el escribir se me va la vida...
quisiera aprovechar esta última que me queda
a sorbos lentos y dulces y que el humo
que deje mi lapicero al escribir sobre la tierra
me envuelva
de esos inmensos aromas desconocidos
que un día yo bebí.
Si en el escribir se me va la vida...
quisiera la más corta para mí
y la más larga para ella, que aparece erguida
sobre el culmen más alto y más bello
del mundo.
Yo ya lo conseguí
y he compartido su herencia
a mi alrededor.
Si en escribir se me va la vida y es
la vida más corta,
pero la más profunda...
que sea por amor.
Que no he de vulnerar impunemente su cuerpo.
(2003)






A veces
me imaginé el futuro en un instante
y no previne el largo camino
que había de recorrer luego.
Hoy me siento solo y quisiera
tocar con mis manos tus cabellos de diamante
sobre este atardecer,
luces que aparecen y desaparecen con las sombras,
                                                 /pero que están ahí,
inmersas,
que son parte de este universo desconocido.
A veces corrí sin ganas y me infundí de vida;
no pensaba en fracasar. Era
tan niño,
tan dulce...
(2003)






Me estoy haciendo viejo
y sé que apenas he comenzado a vivir la vida.
Me apena sentir el tintineo de las horas
que escucho en el reloj:
que pasan una tras otra, como un ritmo inalcanzable
que no puede volver atrás...
que nunca podrá volver atrás.
Y siento que voy dejando mi aliento
en todo lo que vivo
como si fuera algo que me sobrase,
pero no es así: lo necesito;
lo necesito más que nunca.
Pero pasa...
y mi aliento pasa con él.
Me estoy haciendo viejo y apenas me quede una vida,
para mí. Me escapo de la realidad
para sentirla cerca
y entonces me encuentro a gusto.
Me estoy haciendo viejo... pero no
por ella
si no por una prisión llamada espacio.
(2003)






Y en el espacio que me dejes
sembraré la palabra
y la fuerza. Y sembraré también la espada y el arcón
en el espacio que me dejes, como un símbolo
de lo que pude ser con el tiempo pero no fui
porque me retiré.
dejaré la palabra escrita
que me mantuvo con vida para que otros terminen dándole forma, como yo tanto quise.
Quiero huir de este espacio porque siento que estoy expuesto
a dos fuerzas,
a dos fuerzas rivales.
En el espacio que me dejes libre me encontrarás,
me añorarás...
Y estaré desnudo,
como la palabra.
(2003)






No preguntes quién fue el culpable de la batalla,
a todos nos queda un mal sabor de boca
pensar que no fuimos capaces
de detenerla,
que no podíamos, que nuestras manos parecían entumecidas
a la hora de coger un fusil
y defenderse,
a todos nos sabe mal el pasado.
No preguntes dónde estuvo la herida, tú no puedes contener el tornado
por mucho que siembres bosques
donde antes había desiertos.
Tal vez nadie sepa.
(2003)






La noche me envuelve de nieve y de sueños...
sus piernas son como azúcares danzando
al son de las estrellas
y en cada nota
se llenan de una luz que no me atraviesa,
pero me seduce: la noche es magia
a través de mí
y es el cauce nuevo la señal:
empieza el día.
La luna desnuda, allá en lo alto, con su jubón de luz
y de acuarela:
es grande para mí la luna hermosa,
la noche blanca...
y el rocío moja mis zapatos mientras la persigo.
(2003)






Hojas de mar que me envuelven
en sonidos de radiantes colores,
se rompen en un estruendo amargo
llenándome de sensaciones.


Hojas de mar que se mezclan
con el viento que transforma mi ventana,
unas tras otras, como diademas,
que nadie puede atraparlas.


Son hojas del mar, tan pequeñas
que se van posando dulcemente
y huelen a mar, a mar libre,
y despiertan sueños
que se escuchan en mi mente.


Hacia ellas las miradas desoladas,
hacia ellas las ilusiones rotas,
sus estrellas juegan con las nubes
como serpientes de cascabel, hermosas.


Hacia ellas mi mirada perdida,
hacia ellas mi sensación callada,
hacia ellas mi voluntad herida
desde esta orilla del alma.
(2003)






La brisa mueve los cristales de algodón como una noria
y en medio de esa paz me encuentro yo que estoy a solas y
/siento frío.
Es tan honda la noche que quisiera romperme en mil pedazos...


Y hay cofres de azahar que se desprenden de cada rayo,
que llegan hasta el suelo y envuelven la ausencia
de un frenético aroma a amanecer.


No arderán los cascabeles alumbrando el camino
como un silencio profundo que apenas bañe la flor
con esponjas de jazmín y de gardenias.
Un viento huracanado ascenderá por la torre
en miles de espejos y la luz aislada
secará la angustia, retendrá su sol.


Sigo viendo luces sobre mí que me acompañan
como lanzas de polvo, como lunas de amor,
ojalá no me faltes tú cuando yo te necesite,
luna sagrada, ojalá no te falte yo.
(2003)






No mires atrás
cuando cierres la puerta de tu cuarto.
Porque te parecerá poco lo que has luchado,
lo que has sangrado... no mires atrás
si atrás te queda la renuncia y el desaliento.
No eres tú quien pierde,
quien ha dejado en el camino los granos de polen desnudos
y sin forma;
no eres tú la razón.
Arderán de nuevo los maizales
para destapar el camino que cubrieron
con sus pisadas.
Arderán de nuevo las sensaciones
por el bien del río,
las aguas violentas y crudas
que no pudieron llegar hasta la orilla.
No. No mires atrás
si de esta forma se quiebra tu alma.
(2003)






Prefiero el viento frío de esta noche
al aire corrupto y seco de tu gran ciudad.
Prefiero las nubes espesas a ésas otras de plomo
que invaden tu templo,
prefiero mis aceras de musgo, mi cobre en carne viva a ese
tuyo
que está dañado por el fuego
y por el ruido.
Prefiero mis días heridos
a los tuyos que están teñidos por la sangre
y el azufre.
Prefiero mi silencio... prefiero mis días gélidos
a esos tuyos que están salpicados por el oro
y la seda de las paredes grises,
sin forma.
Prefiero no verte,
prefiero mi mundo de coral y agua,
sin embargo
a escondidas he buscado tu trono...
(2004)






Me quitan el sol
y es como si me quitaran la sombra también.
Me quitan la lluvia
y se llevarán el suelo que hay a mis pies con ella.
Me quitan la voz y es como si me quitaran las nubes.
Pero sí me quitan el alma
se llevarán la senda por la que camino y destila mi vida
a cada paso.
Me quitan los ojos
y me quitarán la belleza de poder ver otros ojos
y otras pupilas ante mí. Me quitan las manos
y me llevarán la necesidad de sentir las suyas
acariciándome. Me quitan el pelo
y ya no podrá besarlo ella
cuando atraviese mi alma,
mi tez.
Pero si me quitan su aliento,
se me irá
la estrella última del universo,
la que yo amaba.
(2004)






La luna me aguarda en su traje de seda
en sábanas blancas y en suave candor,
la luna se viste de semen de cielo,
la luna presiente mi fuego, mi ardor.


Y mientras la luna adivina lo que en mi alma nace
y se adentra en mi cuerpo su resplandor,
me hace sentir la luz de infinito
tan plena como pueda sentir su voz.


Adelante, luna! No te rezagues, si es el deseo
de otro ser mirarte como te miro yo,
no te cubras con tu espeso velo negro,
luna de enero, porque éste es mi amor.


El sentir del deseo, los desnudos cipreses,
las cumbres en carne viva por el ardor del sol,
el cáliz dulce del silencio ardiente,
las sombras de plata que palpitan calor.


La luna me aguarda en su traje de oro
y en el iris de sus pupilas yo dibujo la luz
y hay un espacio en calma entre mis dedos fríos
en donde guardo sueños del universo azul.


La luna se viste de semen de cielo
y en su diadema de polen se desnuda la flor,
y la cubro de besos y ella me besa el alma
y le doy mis vestidos y le entrego mi amor.
(2004)


Hoy beso el agua
y noto un aroma a salitre entre mis manos
como si fuera la noche. Y es el agua blanca
síntoma de que aún me aguarda la vida 
y es el continuo ir y venir de las ondas,
senderos entre la niebla y la escarcha
que me hacen huir de este silencio impenetrable
y negro.
Quisiera rasgar las sábanas como síntoma de vida
igual que ellos,
quisiera besar las hojas que se mecen sobre el mar.
Y que su espalda desnuda... fuera el único modo de
/encontrarme ausente.
(2004)






Hai carraxe na miña alma,
hay poutas no meu peito,
e hai un sufrimento inxusto
ó que eu non estou afeito.


Berros de rabia que oio,
berros de pranto que esquezo,
a porta alguén deixouna entreaberta
para que entrasen os xeos.


Quizáis haxa un recuncho prateado
no cumio deste cuarto inquedo
onde resoen as bágoas
no hermetismo do tempo.


Coas mans entrelazadas
e o corazón ergueito,
as verbas feitas de lume
e o ánimo mais ermo.


Oio ruidos nos cristais
e tal vez non sexa o vento,
son as voces dos meniños
que latexan en silencio.


Hay carraxe na miña alma
para proseguir esperto
sentindo as neves escuras
que se achegan ó meu peito.


Berros de rabia que oio,
berros de pranto e desprezo;
cala, meniña!, non sexa
que esta túa dor teña un prezo.
(2004)






Las estrellas me salpican de espejos de nube
y en sus ojos siento paz.
Su sombra me recubre de un solaz manto de esponja
al escuchar mis pasos...
Quisiera guardar de este momento los insonoros ruidos
que alguna vez me hicieron dudar, pero que me permitieron
ser
más fuerte y más intenso.
Quisiera grabar las sombras que me permitieron estar alerta
a lo que pudiese transformar mi espacio.
Y que todo esto fuera... lo que me hiciese sentir más joven,
más niño.
(2004)






Sonidos que lejos de mí retumban...
hoy los siento tan cercanos
que el frágil ruiseñor se hará piel de cordero
entre las sombras de la calle.
Recogería el último sonido que escuchase 
si ese último sonido te diera la vida
de alguna forma, pero sé
que se hará tarde al despertar.
Primero un grito... después ¿quién sabe?,
tal vez las voces de los que viven todavía,
de los que están ausentes... propaguen el silencio
en la gélida oscuridad.
Las memorias indolentes se escriben
en los gritos de agonía que se rompen
poco a poco sobre el cristal opaco
teñido en sangre
y en cólera.


11-03-2004 (después de los atentados de Madrid)






Deshojo tu cuerpo
bajo esta lluvia que me desviste y a la vez me arropa
como una ofrenda...
y siento el crepúsculo 
que se aleja de mí con paso tenue.
Deshojo tu piel de vidrio y de ausencia
como una forma de sentirme inmortal al estar viviendo
y rasgar así la oscuridad;
tu cuerpo... que está hecho de cera y de alba,
traspaso su imagen
porque es para mí más que un icono de esta senda por la que camino y a la que me entrego. 
Y mientras deshojo el espacio
que marca mi anhelo y mi ansia, siento un halo abrasador
que me sosiega de una forma íntima,
blanca.
(2004)






Recibes la mañana desnudo de fragancias
las luces de la calle repiten en tu honor
que el cielo azul es cielo para todo el continente,
que hay estrellas blancas en cada ruiseñor.


Una luna verde se esconde entre las nubes,
¡qué grande es su corola!, tan grande como el sol,
desnudo de sentido, desnudo de emociones
me aferró a las paredes buscándote en la voz.


Y repito tu nombre en breves pensamientos,
el mundo está vacío, no existe alrededor
y hay una vela blanca que en mi lecho enciende
historias que en su día quise con dolor.


Es muy fácil ver el cielo blanco
y pensar que todo ha sido blanco,
mirar la vida como en el alma se ha creído mirar...
tocar su pelo rubio y sentirla tan cerca
que vibras a su lado como en el agua la mar.


Pero si despiertas, pide que no estés dormida
porque las aguas pronto te han de devorar,
y verás la vida de otra manera
a como en un principio la podías mirar.


Si te despiertas, pide que estén desnudas las mañanas
porque tal vez así tú encuentres una razón...
y verás el sueño blanco sobre las hojas húmedas,
verás la paz inmensa
                                     y tal vez eso sea el amor.
(2004)






Quisiera que no me abrasase la noche
con su aliento sordo sobre mí.
Quisiera que sus nubes no me desnudaran,
que su alcohol no me desnudara antes que mi ser se hiriese de impotencia
y de sinrazón.
Que su luz no me ahogase,
ni sus flechas,
quisiera, si pudiese, morir antes yo que el río errante,
el río seco.
Y que no me alcanzase el arco iris aunque el arco iris fuese
lo único hermoso
de este día gris y marchito.
Volvería a llorar por ella aunque no me lo pidiese...
Quisiera que no me abrasase nunca... pero sé
que la noche es inaccesible y distante
y sus redes son como arcos de acero
y de lama.
Me abrasará, sí, lo sé,
me abrasará porque le temo y le venero a la vez
y alguna vez he creído surcar sus venas...
aunque estaba dormido.
(2004)






Silencios en el mar
y silencios en la tierra me invaden de sueños
y de silencios.
Los espacios se tiñen de otro espacio
y de otra sed:
sólo el viento es más fuerte que este espacio
y este silencio...
sólo el viento.
Hoy la luna deforma su aureola de hielo y escarcha
sobre mí;
no quiero, no, que los silencios se apaguen
sobre el eco de las hojas:
no quiero que aniden sombras
                              sobre los viejos tejados de arena.
(2004)






Si mis pies tocaran tu agua...
también yo sería gaviota erguida
o junco en flor,
si mis pies tocaran tu piel medrosa y suave...


Si mis pies tocaran tu arena encallarían
sobre la playa
como encallan los corales en el mar.
Si mis labios sólo besarte,
si mi cuerpo sólo mecerte.


Si mi alma pudiera beber de tu brisa...
(2004)






¿De dónde vienes tú,
con las sienes dulces de la mañana al tiempo
que la niebla serpentea en las cumbres
sus nubes de cristal? ¿De dónde, que los páramos salvajes apenas guardan entre sus hojas
el olor al desierto
y a la arena?


¿Cómo llegarás a mí cuando la vertiente
atraviese el gris acantilado
cubierto de espuma?
Tal vez te reconozca, si, cuando el manantial de tus aguas
penetre en mi cuerpo desnudo
y se haga vida.
Tal vez te sienta respirar...
(2004)






Aldeas en las que se ponía la luz del sol...
aldeas de paredes blancas y limpias,
de mañanas claras.
Hoy ya tienen calles, avenidas,
cauces por los que navegar y pisar la tierra
que les rodea.
Calzadas, caminos...
el olor a sierra ya sólo permanece en el polvo
y es todavía un olor salvaje.
Hoy la luz duerme en cada cuneta
que bordea el cemento de las paredes.
Hay vida, sombras...
pero no hay luz;
pueblos que veían el amanecer
limpio desde sus tierras de labor
y no se daban cuenta de que ese amanecer era puro
y sus colores eran puros también.
Hoy ya son cauce de nuestra ciudad enorme,
se han dejado amenazar por el gris del viento...
Y yo no sé si hemos hecho bien.
(2004)






Me he desnudado para ti
bajo los espíritus alados que destilaba el universo
como un todo:
me he desnudado en silencio junto a ti.
he dejado que los sueños fuesen mi paraíso más plácido
y más profundo.
Tus vestidos eran la inocencia
y mis sueños el despertar: los besé
intensamente.
la humedad de tu cuerpo mojó las sábanas blancas
al tiempo que mis labios te buscaban
en la inmensidad del incienso y de la lluvia.
Yo bebía de tu aliento...
tú me dabas la vida.
(2004)




Tal vez la cal


Lloran sobre la fuente
las azaleas de flores blancas,
mansas sobre el agua que discurre muda,
abanicos de coral entre los pinos
le llenan la voz.


Tal vez la cual haya endurecido demasiado pronto,
su masa,
y no haya dejado al cóndor alzar su nido.
Lágrimas de roja pasión
vertiéndose sobre la sierra encinta.
(2004)






Haz pronto tu nido,
gavilán sin rumbo, porque se acercan los fríos de invierno
y las cumbres
verterán su pijama de hielo sobre ti.
Haz pronto tu nido, gavilán, y no permitas
que el viento imponente desboque sus fauces
sobre tu lecho.
Rompe la sombra,
rasga la cumbres,
pero construye pronto tu hogar en lo alto...
porque el día oscurece demasiado deprisa
para que lo podamos contener
con nuestros sueños.
(2004)






Las nubes destilan su pentagrama de notas blancas
sobre el azul y es el mar profundo
un cúmulo de espumas diáfanas en el cristal oscuro.


Corales blancos se extienden por doquier
como ánforas de plata y de aguamarina
que se enredan entre sí formando lazos.


Y es inmenso el sueño azul que se yergue en la colina.
Su alma lo sostiene
en los versos que alguien sobre ella escribió.
(2004)






En la vertiente
hay alas de mariposa herida...
y en el mar también las hay.
El zíngaro abrió su espacio vital en el universo
con sus trinos de gorrión
y de escarcha.
Y sus dedos de cristal
son el licor temprano que has de beber...
porque mueres.
(2004)






Nunca morirá el río
por más que contaminen sus aguas de azufre
y de la cal de los caminos...
Antes morirá en cada árbol,
dormida en cada flor que nazca.
Nunca callará el sonido de la libélula parlante
que anida en sus aguas,
su perfume intenso,
azahar...
antes penetrará en el semen del poeta
para volver a ser poesía.
(2004)






Lloraba el amanecer en brazos de un desalmado,
herido en sangre lloraba el amanecer en sus brazos.
Su aliento... como la tierra misma, como la tierra esclava,
confundido entre la niebla se hizo lago,
su nombre se hizo llanto en el sendero oscuro.
(2004)






La brisa se hace silencio y soledad
por un momento. No hay ruido en el espacio,
pero yo lo veo todo como si fuese humo:
humo y tempestad.
La brisa se hace silencio al coronarse y en sus letras de oro
se rompe el cristal
que hay a mis pies.


Me apena no haber sentido lo que tú has sentido
ni lo que tú has amado: no haber llegado a tiempo.
Me apena no haber llegado a respirarte
a través de mí.


mientras el espacio se hace llaga
y la llaga cobre
y la brisa me hiela
he soñado un ruiseñor de esponja y de azahar
que me perseguía.
(2004)






Y dejé caer mis sueños sobre tu agua
para sentir como sentías tú
y sentir la libertad
a través de ti...


y la cúpula de oro no rompió, se hizo más fuerte
y dejé caer mis sueños
sobre tu cuerpo de hada... y toqué la brisa
que de ti yo bebía como un extraño.


Y mis sueños se hicieron luz como tú
y tus sueños se hicieron nácar
y yo dejé caer mi vida sobre la tuya.
Luego besé tu silencio,
tu delicada estrofa de alma y en ella
vi el mundo...


y dejé caer mis sueños sobre tu agua
para nacer otra vez
y quise sentirlos como los sentías tú...
pero no pude:
sólo tú conocías la inmensidad.
(2005)






Cuando un papel entre las manos es libertad y angustia
y los pétalos que caen ausencia,
cuando una sombra te enmaraña en gárgolas de rocío
y sólo le hallas un sentido,
una explicación...
tal vez el desierto interior no sea la salida que tú esperas,
tal vez sea otra.
Cuando un papel quebranta lo que tú deseas
y lo que pierdes
y el leve intervalo es lo único que queda para ti y te desnuda... no has de volver, no, a los senderos infinitos buscando el deseo que tal vez ya no encuentres ahí...
ni en el espacio en el que sueñas.
(2005)






Echo en falta la vida...
gaviotas sobre el jardín,
sueños en las terrazas. Echo en falta mi huerto junto a la tierra
y un manantial
de aguas que lo llenen.
Echo en falta el mundo, su fuerza,
la necesidad que tengo por abrir la ventana y sentir el día
sobre mi piel.
Echo de menos el horizonte,
que siempre me ha parecido de infinitos colores
pero nunca los he visto.
Echo de menos los caminos labrados
a fuerza de pulmón,
las raíces que brotan. Y sus manos...
echo en falta la vida sobre mí.
(2005)






Me quiso llevar la mar...
atenazando mis piernas, mojando el suelo donde yo pisaba,
dibujándome un horizonte más bello.
Me quiso arrastrar la mar
con su rumor constante de madrépora y delfín...
Y lo hubiera conseguido porque yo
me embelesaba de aquel aroma,
lo bebía,
lo besaba con mis labios, aquella fragancia a desnudez y a frío. Me quiso embelesar la mar llenando mi cuerpo de aromas noctámbulos,
deseándome como yo le deseaba a ella.
Me quiso embriagar mar adentro, pero yo me así a la brisa
y allí permanecí hasta que su ímpetu se hizo más frágil...
me quise ir con el mar cuando ya no estaba.
Pero me entregué a su silencio...
y un viento gélido rozó mi cara al despertar.
(2005)






Los caminos se pintan los labios
al llegar la noche... y un lucero en el firmamento
protege al ser que se engalana
con su aliento frío. Hay aullidos que rompen el silencio...
y las nubes huyen y el gélido metal resguarda al sol de plomo
que se ha prendido ya de las nieblas.
Un feroz guerrero esparce el agua de los manantiales
por entre el mosaico de la luna
como si fuera una vela endrina.
Y es el deseo otra vez... y es el camino
que busca su bienestar entre las hadas de la tormenta.
(2005)






A veces sentir no es más
que descansar sobre las aguas de un preludio,
un abismo,
un diamante que te funde...
a veces sentir no es más que ver el cielo con estrellas.
Desear el sol cada día,
desear la luz cada día... a veces sentir 
es más que respirar en la vieja acuarela celeste
que te trae aromas rancios del silencio.
No es más que llorar,
no es más que sufrir... a veces sentir
es llenar el universo de luces de algodón...
y pensar que en cada una hay un sueño inalcanzable.
(2005)






Mi silencio está en mis manos,
en mis sueños...
mi silencio es una forma de sentir la vida que me rodea.
Mi silencio es el mar,
el azúcar,
los pétalos de polen que también son silencio y mar
para mí.
Pero mi silencio no abre fronteras,
las viste...
él no sabe de las sienes de cristal que están erguidas.
Mi silencio es tímido...
pero desnuda el amanecer en gotas de silencio y sal
mientras lo crea.
(2005)






Hace frío en esta noche de luna llena...
buscarás tu cobijo en el silencio
y en la tempestad de los sonidos que a tu alrededor
te dicen que la vida continúa,
que no se para.
El frío seca tus mejillas de polen y escarcha,
pero nada hay tan duro que no se pueda llenar,
nada hay tan yerto.
Buscarás un cobijo que perdure
en los labios de piedra del universo
y en la flor... y será el último cobijo posible
en donde tú puedas sentirte profundamente amada,
profundamente libre.
Hace frío en esta noche que empieza
y tú esperas el aroma inmenso
que llene tu soledad. Te mantendrás despierta
esperando la última bocanada del aire tibio
que te traiga emociones del ayer.
(2005)






Ser madre significa dolor...
aguantarse las lágrimas y llorar,
mirar adelante...
ser madre significa dolor y amanecer...
y es un gris ocaso
y es un blanco despertar.
Ser madre significa perdón... y es como la luz del día
que ilumina aunque no esté visible,
que ama aunque no haya amor.
es el principio de la vida
y es el final de la muerte,
es la blanca flor
que brota en la cumbre del deseo.
Ser madre significa libertad
y está escondida en el alma del mundo
y sus labios son como la savia.
es silencio en el vientre
y es soledad en su interior...
pero es la experiencia más hermosa que se vive;
ser madre significa alcanzar
la pendiente maravillosa que te da el parto
y que da la vida.
De alguna forma yo quisiera haber sido mujer como tú
y no sufrir cuando ella sufre
y no morir cuando ella muere. De alguna forma yo quisiera tocar la cumbre de la montaña que toca ella
y saber qué se siente. Sé que ha de ser hermoso, muy hermoso
mirar el mundo desde allá arriba
y sentirlo como lo siente ella.


Por eso lloro cuando ella llora,
cuando veo que su alma ya no puede soportar el dolor.
Y me arrepiento de no haber vivido su espacio
ni haber vivido su espera cuando pude.
Ser madre significa sufrir,
sólo ser madre.
Por eso lo que ella ama... nadie más lo puede sentir.
(2005)






Te he sentido en la madrugada
trepando por las paredes de mi colmena
como una nube escapa de las redes del fuego
que tejen a su alrededor
nidos de cristal.
Te he sentido cuando el fragor del tiempo
dibujaba sobre mí el instante preciso,
la hebra dorada.
Pero no sabía quién eras... te he sentido
porque tú sentías por mí todo
y después me amamantabas en tus pechos de néctar.
Te he buscado en las noches blancas,
en esa luz que se extendía por mi cuerpo
al abrir la ventana...
te he buscado infatigable en mi esencia
porque en ella debías estar tú...
pero no estabas.
Te he sentido cuando el frió dibujó ondas sobre mi piel
y me vi sueño,
te he buscado en el silencio, te he buscado en la palabra
que prendías de mi mente
al llegar la noche.
Y te encontré por fin, si, te encontré...
en los pétalos de mi conciencia.
(2006)






Un caballo trota sobre nuestras cabezas
manchado de miedo y de espuma:
se escucha el eco de su armazón como un presagio.
El sol de fuego escribe sobre la tierra versos de sangre
y sus rayos dibujan antorchas
que se esparcen por doquier.
el caballo de fuego agita sus crines al viento y un vendaval
que no se puede detener se desboca
y el hombre se ve cercado de desaliento y de polvo.
su armazón no sirve
y su coraza es frágil.
el hombre lucha... aunque le ahoguen.


2006 - (Contemplando una Galicia en llamas)






Mi religión está en mi silencio,
en mis ganas de levantarme cada día
y de luchar,
en mi fe. Mi religión está en el alma:
en lo que creo y en lo que busco,
en lo que vivo.
Mi religión no es un espíritu fuerte
que respire cuando yo respiro,
que ame
cuando yo busque amor.
Pero es firme: firme y recia. Mi religión es la fuerza
que lleva adelante mi vida.
Y está escondida en el verso,
en el hierro y en la ausencia: mi religión eres tú...
aunque no entienda tus vestidos blancos.
(2006)








Huele el bosque a amanecer
y un olor a incienso penetra en mis pupilas
y en mi aliento,
sus hojas caen a mis pies
como si fueran copos de nieve
y son hojas secas que el viento arrastra a ninguna parte:
se perderán...
igual que me pierdo yo en este sombrío paisaje
cubierto de sueños.
Me siento niño
y no por mi culpa me siento niño en este mundo
de color azul.
La hojas como si fueran barquillos de papel
y de escarcha. Me siento libre
y un aroma dulce recuesta mi alma sobre
la arena.
Sólo el rumor del agua me hace compañía,
sólo el silencio.
(2006)






La sonrisa del amanecer es blanca
y en mi alma
hay un sonoro eco que me detiene
a escuchar el ritmo de su quietud.
La sonrisa del amanecer es bella
y es niña por ser bella
y es blanca por ser sereno y puro
su reflejo en el cristal.
Y las gotas que caen es el ritmo
y el ritmo del amanecer apenas tiene voz.
(2006)






Fuego somos
porque somos hambre.
Y como hambre nos juntamos en naciones
y hacemos monumentos de piedra
como emblemas de otros tiempos. Fuego somos
y como fuego cercamos
el espacio que nos envuelve
con su poder.
Agua firme, somos agua
que no seca, que no vierte,
somos agua que no moja ni se pierde:
un espacio más allá.
Pero en el fondo no somos nada,
o tal vez sólo seamos espacio y viento
a merced de la tempestad.


2006 - (contemplando impasible el
resultado de las fuertes inundaciones)






No amenaza, pero sus ojos
se clavan en el mármol como el acero.
Y el mármol es frío y su lecho es frío también y el silencio
es frío y angustia
porque no lo entiendes.
No amenaza, pero pasa y se va...
siempre se va,
y tú presientes por qué.
Recuerdas los años en que su mirada era fuego,
su casa también,
recuerdas los años que tú escapabas del silencio
para sentir.
No amenaza, pero tú le entiendes:
siempre le has entendido.
(2006)






Mi sueño tiene dos cuerpos:
uno de mujer
y otro de niño. Mi sueño tiene dos vidas
que por instantes parece una
y por instantes parecen tres. Pero es una: mi sueño...
y a sus paredes me subo con fuerza
para que no pueda soltarme
jamás.
ahora viene la noche
con su largo vestido raso y negro.
sé que en ella duermes tú.
(2006)






El agua se acerca a mí
con un rumor de caracola y de nube
y se retira. El verano terminó.
Junto a ella recorro mares, continentes...
y sus pétalos son flores,
nenúfares de plata
que vienen a mis pies.
Quisiera dormir en cada ola del camino
y que el amanecer me alcanzase con su voz,
quisiera gritar: "Esta tierra es mía"
y que nadie me ahogase con dolor.
Sólo consigo vagar a través de la noche,
a través de este viento que me empuja feroz,
y cada vez que respiro un halo de vida
que duerme en mi alma, presiento su amor.
Las aguas me prestan su imagen de cisne,
su estirpe, sus algas,
su sentimiento azul,
y yo solo en la orilla soñando me quedo
mis labios, mi alma,
mis sueños y tú.
(2006)






Dijeron que haría frío
y lo hizo. Las nubes se dispersaban por la montaña
porque iba a despertar el sol
a lo lejos.
Parecía que llovía... pero era el rocío
que mojaba la acuarela con su embrujo
y con su magia.
El mar que dibujaba luces, la tierra
me dibujaba estelas y yo...
un halo de frío rebotó en mi cara
como lluvia fresca
y me dejé traspasar por él.
Y lentamente todo se hizo realidad
como un sueño.
(2007)






el lago se transformó en cristal
y de él brotó la inocencia
y el deseo.


las ninfas del agua se hicieron brisa
y se abrigaron en los manantiales
que discurrían puros.


Y el lago reflejó la vida
y la baño de una intimidad misteriosa
y mágica a la vez.


Nadie podía romper aquel sueño.
(2007)






Ella me dijo que amara
porque merecía amar,
y le respondí: ¿cómo puedo
si contigo encontré la paz?


Me dijo que merecía
el amor eterno,
y yo le respondí: ¿cómo,
si a ti te llevo en mis sueños?


Ella lloró conmigo
y no lo quería hacer,
no fui fuerte, pero ahora
sé bien que le esperaré.


Porque fue la única
que a mí me hizo soñar,
que hoy es la única fuerza
a la que me puedo agarrar.


Ella me dijo que el sueño
era más que una ilusión,
porque ella es la inocencia
de mi corazón.


Sólo puedo esperarte,
sólo puedo creer,
sólo puedo adorarte,
sólo puedo beber...


de este sueño que me ensueña,
que tal vez me hace sufrir,
sé que tú no me abandonarás
aunque me vieras morir.


No sufras, amor, si un día
piensas en mí y sueñas,
que soy fuerte y te quiero
porque tú me has dado fuerza.


Sé que no se acaba todo
porque te alejes de mí,
sé que los sueños se cumplen,
sé que aún nos falta vivir.


Te voy a esperar, porque
has creído en mi silencio,
y eso es más fuerte que el alba
y eso es más fuerte que el tiempo.


Porque la promesa que te hice
quedó grabada sobre un papel
y ahora ya no tengo miedo...
(2007)








JOSE ANGEL CARBAJAL ABAL

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