Cuando presientes que aquél o aquella que escribió esas palabras que hoy estás leyendo, lo hizo exactamente en el momento propicio de SU MOMENTO, sabes que quién sostiene la pluma o acaricia el teclado se convertirá en leyenda... y justamente desde hace años es lo que me ocurre contigo.
Por suerte las "leyendas" mueren y apestan igual que cadáveres. No somos más que una meada en la base de un arbusto (bueno, puede que algunas almas estén especialmente perfumadas y lleguen a las raíces sin heder a amoniaco). Hace poco, la mujer de un amigo se extrañaba de que éste escribiera sin, a su parecer, tener la conciencia y profundidad necesarias sobre su escritura. En fin, decía: "no tiene idea de lo que expresa". Las musas elijen a sus propios ineptos y los dotan de especial inspiración, de ahí a pretender apropiarnos de ésta es únicamente un viaje para "autores" o "neófitos". Me agrada infinitamente encontrarte entre estas letras. Tú, que escribes como una ablución de Venus en el Parnaso, comprende que este payaso tiene que ser extremadamente escrupuloso con los nombres y los pronombres, en bien del más respetable anonimato y el más simple talento...
Cuando presientes que aquél o aquella que escribió esas palabras que hoy estás leyendo, lo hizo exactamente en el momento propicio de SU MOMENTO, sabes que quién sostiene la pluma o acaricia el teclado se convertirá en leyenda... y justamente desde hace años es lo que me ocurre contigo.
ResponderEliminarPor suerte las "leyendas" mueren y apestan igual que cadáveres. No somos más que una meada en la base de un arbusto (bueno, puede que algunas almas estén especialmente perfumadas y lleguen a las raíces sin heder a amoniaco).
EliminarHace poco, la mujer de un amigo se extrañaba de que éste escribiera sin, a su parecer, tener la conciencia y profundidad necesarias sobre su escritura. En fin, decía: "no tiene idea de lo que expresa".
Las musas elijen a sus propios ineptos y los dotan de especial inspiración, de ahí a pretender apropiarnos de ésta es únicamente un viaje para "autores" o "neófitos".
Me agrada infinitamente encontrarte entre estas letras. Tú, que escribes como una ablución de Venus en el Parnaso, comprende que este payaso tiene que ser extremadamente escrupuloso con los nombres y los pronombres, en bien del más respetable anonimato y el más simple talento...