Así que, vaca mía, no distingues a un dictador de un chotacabras, no comprendes que cualquier tiranía utiliza los más perversos ideales para encubrir sus crímenes. Nada tienen de malo los bovinos. Rumiar y defecar poemas en la hierba, lejos de la corrupción y perversión humanas. Mi becerra, pacer es lo mismo que apaciguar.

Comparado con los Padres de la Iglesia, Satán es una niña de parvulario.

¿Cómprate arte o comparte arte?

La etimología de váter procede del inglés y limpiarse el culo es un neologismo galo. Nosotros somos romanos, hacemos el amor en las letrinas e incluso nuestros dioses tienen un altar en los retretes.

Trasero puntiagudo, tetas puntiagudas, orejas puntiagudas, coño cóncavo, ¿dónde clavarás tus pezones?

Has oído bien... Un cónclave de pederastas discute sobre qué medidas adoptar contra la pederastia. La infame ironía de los purpurados.

No existe contraposición en las premisas. Ser o no ser equivalen a ser.

Para dejar morir los significados, desactivarlos y desincentivarlos, lo mejor es la institucionalización, la conmemoración, la mención y la insignia.

¡Qué imponderable escatológico! Tal vez la divinidad no juegue a los dados con la creación, pero se plantee seriamente hacer de vientre sobre el mundo y colmarnos de su jactancia.

Somos eternos, pero no se puede vivir demasiado tiempo en la perversión de un absoluto, por eso hemos recreado la muerte, en mundos disolutos y artificiales.

Solo desde Dios se puede negar a Dios.
Solo desde la formalidad se transgrede el orden.
Solo desde el idealismo se traicionan los principios.

Quiero que me lleves en tus brazos y me arrulles, que me beses y resoples con tus labios en mis mejillas. Que me atuses el pelo con tu saliva y me leas un cuento para niños (uno de hadas bobas y elfos precoces). Nos reiremos de los hombres alcantarilla, mierda de perro en los zapatos, que tropiezan al observar tus cachas. Cuando lleguemos a casa, tengo ganas de quitarme las babuchas y metértela toda, como un trapecista haciendo un doble mortal.

Algunas damas tienen un rostro tan hermoso que solo pueden ser superficiales.

Nos hemos acostumbrado tanto a la abundancia que donde vemos el cielo ya no contemplamos estrellas, y donde añoramos paraísos invocamos los límites.

El amor es un canto celestial, vello inguinal o una rasura en un valle de cerezos.

Todas las edades estaban equivocadas, desde que el más perfecto diseño frotó unos leños en el neolítico para calentarse y el alma desamparada se sintió desnuda.
Imagina un intelecto artificial en taparrabos, un ordenador cuántico descuartizando insectos, una programación exacerbada junto a las cabras. Ojos de pasión en los desiertos, ahogados por la mecánica de la ironía. 

Somos ignorantes de nuestras células, por no hablar de los órganos complejos. La celulitis es más intrincada que la conciencia y la razón, y puede que esté a la par de la inteligencia neuronal. Nada tan maquiavélico como un ser que desconoce cada fragmento de su ser.

La amé, la amé tanto que hipé, balbuceé y un diente se me cayó. Ahora silbo una canción de piratas.

Querer mal, rápidamente, egoístamente y sin cuidado. A veces nos olvidamos del condón y deseamos preservar el momento. Dejar paso a plenitudes fugaces que vivir anclados en el recuerdo... Quizás sea mejor apelar a la desmemoria que a los buenos desencuentros.

Qué, si cae la nieve lento y nos quema. Qué, si llega la avalancha y nos arde. La pasión es un subterfugio del invierno.

Si la muerte es cesar el pálpito, concebir es regresar al latido.

Un infeliz no puede ser indulgente con la dicha. Así que debemos apartarnos de todo lo que exhala amor, sexo y sentimentalismo. ¿Qué crees que se siente cuando otros se atiborran y, relegados, no somos convidados siquiera a las migajas? Es tremendamente egoísta exhibir la abundancia delante de los hambrientos. No te ocultes, beldad, pero tampoco inflijas un castigo innecesario con tu rostro.

¿Eres la insaciabilidad de la tormenta o la afabilidad después de la lluvia?

No poseo una mierda, no tengo para tu vientre ni para una muela. Lo mejor es incendiar astros y ver arder estrellas cuando el amor asciende hasta los cielos.

No tengo un deseo, nada para tus huesos, ni siquiera para tus sueños... Los hombres libres no reniegan de los infiernos.
Te quieren vender el paraíso, te quieren persuadir con lo eterno, moros en la costa y Venus emergiendo, imágenes en las peanas y santuarios llenos.

Somos dementes en una sopa de letras, sucios como sentinas y oscuros como el deseo.

Me he acostumbrado a respetar a los demonios y a tratarlos con vehemencia. No detento fe ni credo.
El futuro es incierto, pero no más que tus ojos. Merecemos las piedras, el silencio y la muerte, una senda para los pasos y la jauría persiguiéndonos.

¡Podemitas, podemitas, qué hermosas son las podemitas!

¿Qué es peor, que Rita Maestre se desnude ante los altares e increpe, o que un cura pederasta imparta oficio, comulgue y bendiga?

¡Podemitas, podemitas, qué hermosas son las podemitas!

Siempre es preferible el asalto a las capillas complutenses.