No todas las esperanzas son banas y la fe se puede convertir en propósito (mover montañas). Equivocados o no, podemos dirimir la existencia suprema, también podemos tergiversar las palabras (a menudo las doctrinas equivalen a esa tergiversación), pero aún no podemos afirmar o desmentir nada categóricamente. Tal vez algún día lleguemos a comprender que la divinidad posee diez partes de credulidad y un noventa por ciento de ciencia.
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