ESCRITOS


29/6/16

Dejémonos de miradas superfluas, la superficialidad es incapaz de arañar el interior del alma, y vayamos a la hondura, al lugar donde los ojos se precipitan como impacientes estrellas a la ceguera de la noche, a la sed encerrada en el labio; pero todo a su tiempo, a su debido tiempo, antes tenemos que hacer honores a la pausa.

 
Déixemo-nos de olladas superfluas, a superficialidade é incapaz de rabuñar o interior da alma, e vaiamos á fondura, ao lugar onde os ollos se precipitan como impacientes estrelas á cegueira da noite, á sede encerrada no labio; pero todo ao seu tempo, ao seu debido tempo, antes temos que facer honras á pausa.

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