ESCRITOS


14/4/16


Yo me siento cómoda en la vorágine del constante movimiento. Además sé que si aflojo el ritmo, la cosa se puede torcer. Así que me entrego a la hiperactividad, mi bien conocida mayor aliada. Ella me protege de las brujas (y de mí misma).

La pasividad también es protectora de lo que quieran hacernos y nos guste dejarnos hacer... Ese halo de hiperactividad tiene que desear en algún momento la tácita poesía del abandono.

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