ESCRITOS


21/9/19

Un escritor debería dialogar con sus lectores, es el primer paso para una relación de recíproco desinterés. Nuestro ego nunca debería estar a la altura de nuestras obras, ilimitado y sin censura (si es que éstas adquieren ese cariz). Puede que nuestra tarea no valga la pena y que nuestra personalidad sea inmensamente superficial y aparente. Una buena persona suele escribir libros veniales, pero también es cierto que las grandes maravillas y las grandes mentes, por lo general, se desvinculan de la vileza y se desentienden de cualquier potestad.

5 comentarios:

  1. Estoy con la lectura de un libro poético titulado "De la simple existencia" de Wallace Stevens, un abogado gris y sin pátina de héroe romántico. Es uno de los grandes poetas norteamericanos del siglo XX. Emily Dickinson apenas salió del retiro de su casa y llevó una vida absolutamente anodina sin nada especialmente relevante y es una autora del canon poético universal. Otro hombre gris sin nada destacable como ego fue el mayor autor de la literatura universal, William Shakespeare. Nada hay que contar de su vida, era un hombre normal y corriente en su tiempo, un hombre que no exaltaba su ego, tanto que no sabemos nada de él a diferencia de otros dramaturgos como Marlowe que era egocéntrico. Shakespeare pasó desapercibido excepto porque su teatro cambió la perspectiva humana acerca de nuestra identidad. Un ego exaltado puede no querer decir nada y un ego pobre y escaso puede llevar a cabo la mayor revolución de la historia. Son paradojas.

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  2. Parece que las "vidas mediocres" apuntan hacia otras perspectivas, diferentes latitudes en lo que concierne a la literatura. Los tonos plomizos y deslavazados ocultan bosquejos de belleza inigualables.
    Grandes autores como Lord Byron, Hemingway o Cervantes tuvieron una vida novelesca. Al final todo enriquece a la hora de plasmarlo en el oficio. Leer es otra forma de viajar e impregnarnos de experiencias.
    Podemos hablar del desierto desde el desierto o podemos transcribir los desiertos de nuestro interior sin haber pisado nunca la arena.

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    1. Me ha gustado especialmente esta última idea: los desiertos del interior.

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  3. Cierto día un compañero y sin embargo mas o menos amigo. Me dijo: Cuando mueras pasaras como sino hubieras estado.

    Ahora ya cuando empiezo a ver las cosas desde arriba mas que desde en medio o desde abajo y la arena es mas copiosa abajo que arriba. Me he quedado mirando y he llegado a la conclusión.

    Todo él, es un decorado de cartón-piedra.
    Pero de lejos luce bonito.

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  4. Hay muchos vivos atados a la misma incertidumbre de pasar por el mundo como si nada, aunque yo creo que "la nada contenida" es un precioso don, o, mejor dicho, que ningún vacío es posible, y detrás del decorado y la tramoya hay un sentido refulgente.

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