Me gustaría cabalgar tu culo de ánsar, anátida mía, palmípeda de mi deseo, pero hoy la vida rehuye el canto de los pájaros austeros. Todo se confabula contra los sueños. Los poetas no cejan de importunar con sus trinos y creo que le quedaría bien a tu bota el trasero de un mirlo, o el zumbido de una mosca. Turbia agua, agua turbia, déjame acariciarte como una pocha.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarme gusta cuando te pones intenso
ResponderEliminar