ESCRITOS


26/12/18

25/12/18

La única forma sensata de ligar es hacerse acompañar por un perro lisiado. Si la compasión no consigue el milagro, ninguna página de citas lo hará.
Me comparó a una serpiente con vello inguinal; yo, que a su lado era un glorioso carcamal, prendado de sus ojos como Champollion del Ramesseum.
Si una mujer te mira descaradamente y pareces gustarle, eso es porque está buscando una víctima.
El amor no es para primates, me dijo que no soportaría sus senos en la boca de un simio.

14/12/18

La bondad y la decencia están a la altura de sus prejuicios y vanidades.
Creo en la gratuidad de lo que se defeca y micciona, tanto como en la desprendida conveniencia de la sombra y el cieno. ¡Rayo solar, aún no te han puesto cascabel!
Amo a los poetas de verso caliente, corazón incipiente y calcetín desaparejado; los otros, los conformistas del tránsito, no me interesan ni convencen. ¿Cuánto tardara la plétora en venderse y anunciar un ego más altanero que un bocarte, tan solo por una literatura enlatada y un alma encorsetada? ¿Renunciar a la eternidad por una trémula librería y las mollejas tristes de un lomo despellejado? No pagaré por poemas libres, poemas de corazón verbenero con la palabra amor lamiéndote el conejo. ¿Cómo es posible que el más pendenciero de los rateros, el más estúpido de los cretinos, el más hipócrita de los versificadores ni siquiera tenga la decencia de llamarse pirata, mancebo de cantina o escarnio de mendicantes, sino tirada chusca e irrisoria a unos cuantos centavos?
Cualquier poeta apesta a nigromante o a tartera de col con huevos podridos. Las poetisas, como las musas, exhalan un perfume a reticencia.
No me llevo bien con la izquierda ni con la derecha, soy manco por convicción y confirmación. Lo cierto es que no le doy ninguna credibilidad a las tendencias de los antebrazos, ni para justificar ni para idealizar, tan solo para abrazar. No quiero llevar ninguna bandera de procesión por las calles, prefiero un buen pendón al viento de las cabalgaduras y tus ojos y tu talle y tu cintura. Apartemos entonces la política espuria de nuestros lascivos dedos, de nuestros descreídos besos, de nuestros labios inanes, pues como tontas falanges se afanan por un espacio en la indignidad. Prefiero un camastro, un tresillo, la naturaleza desbordada de tu naturaleza, así de simple, sobre un lecho, o bajo un techo de hojas devoradas por insectos. Nosotros somos del gusano su morada, tarde o temprano el verde follaje reclinará en las ramas y el poeta amará su ocaso, cuidará de sus larvas y le crecerá en las entrañas un amor por la selva.
Al hombre previsible el mal no le es ajeno, no le es una atracción indeleble. Pese a los miles de fragmentos y las míticas alucinaciones, postales de extravío escritas contra tus ojos, la tormenta y el diluvio enaltecen el vuelo.

7/12/18

6/12/18

La obra no pertenece al autor, pertenece al lector.
La noche que nos lleva y la soledad golpea los cristales. Los astros reverberan en lo alto como mórbidas estrellas impávidas. Todo nos maldice a lo lejos, las almas se amotinan y la inmensidad se marchita como una higuera.

5/12/18

Otro día te revuelves y tus senos danzan por la cama, no sé que carajo quieren de mi espalda. Estás despierta como una ola de pellejo y tu pubis es un calzador de mi estupor. Durmamos, la pasión pertenece a los amantes, al dios Orfeo y a Selene, la calva.
Si esa bella farmacéutica no se fija en mí, ningún otro animal de botica lo hará.
La muerte auspiciada se sirve con villancicos.

4/12/18

Déjame decirte que te favorece el rubor cuando te disturba mi mirada. Levantas la falda al vuelo y manifiestas vida contradiciendo mi duelo, pero yo no soy ese puñado de indolencia que se derrama en un pañuelo.
Nunca me aburriría en un recital poético, rodeado de tantos egos agridulces, culos ilustres, cuescos de porcelana, con la mortaja y morfina del corazón. ¿Qué es lo indómito del alma al lado de un incipiente poema? ¿Qué es lo salvaje de un beso comparado con la lasitud de un verso? Tanta zafiedad me hace sentir pletórico y sarcástico, tanta pedantería me hace aplaudir con estrépito, pero demasiado amor agota mi paciencia.
Me dijiste que odiabas a los militares y a la Benemérita, incluso desconfiaste de mí como si fuera un madero, y ahora defiendes al ejército bolivariano y a la policía chavista, resulta que desprecias las legumbres pero adoras las lentejas.
¿Por qué no puede existir una derecha anticlerical, homosexual y antifascista? Debería ser tan factible como que un socialista cambie de sexo y se apellide Abascal.
No me parece honesto escribir tanto, ni siquiera bien, pero me parece apropiado vivirlo todo, aunque sea a las malas.

1/12/18

La vida tiene un principio y un fin, sin embargo nada se acaba.
Adán copuló con todos los animales, mas ninguno logró satisfacerle. Jugando al despiste se afanaba en bestias imposibles, pero ni siquiera le agradaron los delfines. Habría que preguntar a la animalidad entera si el hombre estaba a la altura de aquella gesta. Las posturas del kamasutra parecían decentes, incluso con plantígrados y peces. No sabemos si a algún reptil se le arrugo el ceño o se le descoyuntó la mueca, si algún hipopótamo sintió cosquillas en las ingles (muy inglés), o el chochín ahueco las plumas pensando en una lombriz. Luego acaeció Lilith, la gran meretriz, la sombra más oscura, la luz más ardiente, ocaso de sangre en el azimut, a declararse libre y proscrita, adúltera y sin dominios; lampiña e hirsuta al mismo tiempo, come moscas y cascanueces, come rabos y come semen, portentosa criatura. Por allí pasó Samael y, cuando se acostó con él, los demonios se escaparon del psiquiátrico (el Hedén).
Después crearon a Eva, complaciente y obediente, condescendiente y obtusa, para el gran sátrapa zoofílico de la biblia. La dicha de éste halló la conformidad y el pecado al lado de sus agrias maneras, mamando de sus dulces manzanas, pero la felicidad no puede durar siempre como eternidad o sierpe. El ofidio, que había pasado por su lecho, sintió celos de la mujer pues le agradaba más un pene que un alfiler. Así del paraíso fueron echados los polvos y erradicadas las fornicaciones; desde aquella parir se asemeja a zaherir, amar a herir y doler a saber.