Y cuando la mujer se hizo tan pura como el sacacorchos inventaron los tapones de rosca
No sabíamos ver de frente la verdad
Tampones como un sol descendiendo a su ocaso. No ves, un buen poema también necesita pacientes descorchadores de fuego en el trasero de la certidumbre.
Y los dividuos se hicieron individuos y me sirvieron de excusa para poner la mano en el fuego ante el mundo.
Realmente no hacía falta
Y cuando la mujer se hizo tan pura como el sacacorchos inventaron los tapones de rosca
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