ESCRITOS


17/6/17

120 kilos de fardo y tres containers,  me voy a poner excelso de la hostia, compartidos con otros compañeros poetas,  sudorosos, narcisistas y bellos como hembras pletóricas de pechos mojados y fajas lumbares, mientras hablamos,  por qué no,  bajo un calor pertinaz, de que ya no existe el amor eterno, pero sí tal vez la volubilidad de amar. El verdadero esfuerzo de aguantar los pesos muertos produce hernias discales y un tremendo desgarro emocional (es conveniente beber tras el esfuerzo e imaginar un masaje en la rabadilla). Hay magníficos sucedáneos, magníficos versificadores que ya no creen en el arte de la excelencia y preferirían refrescarse, simplemente, con un molinillo.

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