Mi único ojo en somnolencia, con su débil párpado impidiendo la mirada y su ceja taciturna como un cuero arrugado.
Unos poetas adulan las huellas de los pies y otros prefieren el menoscabo de los tacones. Unos agradecen el preticor tras la lluvia y a otros el cielo les cruje en sus madrigueras.
Detrás de cualquier edad hay otra edad, lo suficientemente narcótica como para una regresión.
O meu único ollo en somnolencia, coa súa débil pálpebra impedindo a mirada e a súa cella taciturna como un coiro engurrado.
Uns poetas adulan as pegadas dos pés e outros prefiren o menosprezo dos tacóns. Uns agradecen o aroma da terra tras a choiva e a outros restala-lles o ceo nos seus tobos.
Detrás de calquera idade hai outra idade, o suficientemente narcótica como para unha regresión.
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