¡Pobre desdichado! Algo
debía querer para estar a tu lado, y, aun así, me hablas de un
fantasma que no es aristocrático, meado por los perros y denostado
por las pulgas. Me hablas de una letrina que no es piadosa, ladrón
de lo suyo y dueño de nada, sin romanticismo para el trago; quizás
pragmático y nihilista como un embudo pero sin aceite para la
fritanga, tal vez sin vena en la heroína ni valor en la sangre.
¿Te tapaba los ojos para que
no vieras la ciudad, para que tropezaras con el socavón del poema y
mientras perdías los zapatos no te la metía por la tangente? Estoy
contigo, Mareva, esa clase de chusma que no se bebe el vino que paga
ni hace el amor en los ascensores merece toda nuestra repulsa.
Malpocado! Algo debía querer para estar ao teu lado, e, aínda así, falas dunha pantasma que non é aristocrática, mexada polos cans e deostada polas pulgas. Falas dunha latrina que non é piadosa, ladrón do seu e dono de nada, sen romanticismo para o grolo; quizais pragmático e nihilista como un funil pero sen aceite para a fritura, talvez sen vea na heroína nin valor no sangue.
Tapaba os teus ollos para que non vises a cidade, para que tropezases coa fochanca do poema e mentres perdías os zapatos non cha metía pola tanxente? Estou contigo, Mareva, esa clase de chusma que non bebe o viño que paga nin fai o amor nos ascensores merece toda a nosa repulsa.
me ha echo sonreír vodka y esquinas cortadas por manostijeras tu poema en la cintura de la bruja-cabaretista, al final, la risa de los desposeidos, imamanta en el vino (aunque no haya sido del todo aprovechado por los espias y custodiadores del bien hacer y por-venir(que no suele llegar)
ResponderEliminarno sé que podían hacer dos seres así en la ciudad
(el gozo robado a las antagonios es suficiente para celebrar licor)
El tipejo queda mal parado y la circunstancia es digna de esos paraísos a los que alguna vez nos asomamos para no permanecer demasiado tiempo.
EliminarEstá claro lo que hacían esos dos seres por la ciudad: tontear sobre las ruinas del poema y llevarse a la boca naranjas de Indochina (allí estaba Suzanne pero Cohen era un armario empotrado de interiores).
P.D. Suzanne habría querido que Cohen fuera otra persona (su ideal en el trapecio), pero a Cohen no le importaba lo que fuera ella, no tenía la imagen idealizada de una mujer, sólo la integridad y la ausencia de máscaras.
raúl he escuchado ahora esa canción y me embriagaron las algas indigentes de uno de esos puertos, casi palpando una eternidad, tal vez mi poema jugaba al punk, después de lo perdido y entre la derrota y tal vez sonó agravante, aunque el licor de naranjas diga lo contrario en algún lugar del mar
EliminarNo te preocupes, los poemas juegan a engañarnos pero cuando mienten siempre dicen la verdad.
Eliminar(Mi respuesta en otra entrada, que espero no consideres agravante).